domingo, 7 de diciembre de 2014

29º MDQ FEST: Crítica de Come to My Voice (2014)

Tradición kurda de exportación


Película festivalera si las hay, “Come to my Voice” fue reconocida como la mejor película de la competencia internacional del festival, superando a pesos pesados como la francesa “Le Chambre Blue”, la italiana “Le Meraviglie” o la tan esperada “Jauja” de nuestro Lisandro Alonso.

El segundo largometraje del turco Hüeseyin Karabey nos traslada al casi desconocido mundo de la cultura Kurda en el extremo este de Turquía. Aquí los habitantes son sistemáticamente reprimidos por parte de la milicia local haciendo una clara alusión a la difícil situación política y social que sufre el país otomano.

En una de las tantas redadas en busca de terroristas por parte del autoritario ejército turco, todos los hombres de la aldea son detenidos hasta que aparezcan las “supuestas” armas de fuego que, según los militares, los campesinos tienen escondidas. Ante tal injusticia, una abuela y su nieta se verán obligadas a realizar una extensa y peligrosa travesía por los imponentes paisajes del Cáucaso en busca de una pistola que pueda liberar a su hijo/padre y así poder reunir a la familia otra vez.


Karabey utiliza este relato como excusa para contar la condición de persecución constante que sufre a diario el pueblo kurdo, pero simplificando en exceso tal vez la verdadera gravedad de los hechos que se ven implícitos en cámara. Es cuando surge el paralelismo entre la mitología curda y la realidad que tienen que vivir los personajes en donde se resiente un poco la fluidez de la historia y la película comienza a divagar entre simbolismos y metáforas, en vez de profundizar en la crítica social que desde un principio se intenta denunciar.

La musicalización tiene un papel fundamental a la hora de retratar este universo tan antiguo y rico en tradiciones como enigmático para nosotros en Argentina. Poniendo en claro que como realizador Karabey tiene muy presente que su película cautiva más cuando consigue unir la música autóctona de la región con la hermosa geografía del oriente medio.

“Come to my voice” es una interesante propuesta a pesar de no ser precisamente la más indicada para llevarse el galardón a mejor película. Aunque en definitiva sean sus cualidades de cultura “exótica” tan buscadas por los jurados de festival las que hagan que tenga más notoriedad por sobre otras realizaciones de corte más “occidental”.





Reseña publicada originalmente el 5 de Diciembre de 2014 en Proyectorfantasma.com.ar y el 27 de Diciembre del mismo año en bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com.ar

jueves, 4 de diciembre de 2014

29º MDQ FEST: Crítica de El Perro Molina (2014)

En el marco del 29º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, tres películas argentinas compitieron en la sección de Competencia Internacional: Jauja de Lisandro Alonso, La vida de Alguien de Ezequiel Acuña, y El perro Molina de José Celestino Campusano que aquí comentamos.




Cuando el árbol tapa el bosque


Campusano regresa al cine que tanto lo representa y le gusta hacer. Ese que intenta mostrarnos el costado oculto de los bajos fondos del conurbano con toda su fauna y situaciones características. Desde el principio se nota que “El Perro Molina” vendría a ser una propuesta mucho más ambiciosa y a su vez más tradicional si la comparamos con películas anteriores suyas como “Vikingo” o “Fango”. Pero en eso se queda, en un intento.

Totalmente bastardeada por actuaciones de cartón, diálogos sobreescritos y una historia digna de las telenovelas brasileñas, cuesta entender cómo se pudo incluir esta película en la competencia internacional del festival de Mar del Plata a la par de largometrajes de primer nivel.


Comencemos con la historia. Antonio “el perro” Molina (Daniel Quaranta) es uno de esos asesinos a sueldo con códigos. Un viejo lobo de mar cansado de realizar el trabajo sucio de otros dispuesto retirarse al ver que los pibes de hoy no tienen la misma lealtad que él tanto defiende. Y como último trabajo decide asociarse con Ramón (Damián Avila), novato dentro del mundo criminal y aprendiz de Molina.


Paralelamente a esto se nos cuenta la historia de Natalia (Florencia Bobadilla), esposa y víctima del corrupto comisario de la zona (Ricardo Garino), que tras descubrir por enésima vez que su marido la engaña decide vengarse de la manera más inteligente que se le podía ocurrir, se hace prostituta.

Ya con el orgullo tocado, el policía decide llamar a Molina para que se haga cargo de un tal “Calavera” (Carlos Vuletich), el dueño del prostíbulo al que fue a parar su ex esposa, sin saber que este es uno de los pocos amigos que le quedan al protagonista dentro de su vida de forajido.

Después de esto el argumento se convierte en un enredo con triángulos amorosos, tiroteos absurdos y discursos solemnes que no llevan a ningún lado. Aunque probablemente este no sea su peor problema.

Como adelanté al principio son sus paupérrimas actuaciones las que hacen que todo este relato pierda la intensidad que Campusano seguramente tenía en mente. Porque si bien se nota que la película es bastante prolija a nivel técnico, es el pobre desempeño actoral lo que genera una total sensación de incredulidad en todo el relato. Desde los diálogos claramente artificiales y esa maldita necesidad de a veces hacer hablar a los personajes en neutro (un ejemplo claro es escuchar diálogos tan poco naturales en el conurbano como “espérame que yo te avisaré”) hasta la forma casi declamada incluso para pedir un mate.
Esto da la sensación que a pesar de las limitaciones de un elenco a simple vista falto de experiencia, estas falencias tienen más que ver con una mala dirección de actores. Pero sucede que el mismo Campusano es el que sostiene según sus propias palabras que prefiere “que los cuerpos digan su verdad y no que la técnica diga sus mentiras”, dando a entender que este estilo de interpretación es casi a pedido.



No es por ponerme purista (y es que claramente no existe una única verdad en el cine) pero me inclino por pensar que una mala actuación de ninguna manera tendría que ser tomada como una decisión estética (para la sobreactuación está la sátira o la parodia). Y mucho menos si lo que se quiere contar es un drama. Porque lamentablemente si la idea del director no fuera retratar de forma dura y cruel la marginalidad, la corrupción policial y la falta de lealtad en un mundo violento, estas interpretaciones hasta podrían causar gracia.


Y todo esto queda en evidencia si vemos películas recientes del neorrealismo argentino como “Mauro” de Hernán Rosselli que demuestran que ningún método actoral “fingido” puede arruinar la experiencia de mostrar al conurbano y sus antihéroes al natural, tal cual nos los imaginamos.

Por eso es que “El Perro Molina” deja un sabor amargo al ver que una idea con mucho potencial junto a la disponibilidad de locaciones perfectas para plasmarla, se traduzca en una película que nos representa con tanta disparidad a nivel internacional. Será este un llamado de atención para Campusano a la hora de elegir el elenco para su próximo proyecto y que esto no contamine su ya visceral forma de ver el cine.




Por Nicolás Feldmann



Reseña publicada originalmente el 3 de Diciembre de 2014 en Proyectorfantasma.com.ar y el 27 de Diciembre del mismo año en bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com.ar

jueves, 13 de noviembre de 2014

Crítica: Antes de Despertar (2014)

El recuerdo de un recuerdo

La memoria es uno de los mecanismos más curiosos y a la vez más complejos de analizar. Ese archivo en donde guardamos todos nuestros recuerdos y que al mismo tiempo intentamos darles un significado para interpretar de todo lo que sucede a nuestro alrededor.

Basada en la exitosa novela del escritor Steve J. Watson, “Antes de despertar” nos cuenta la historia de Christine (Nicole Kidman), una mujer amnésica incapaz de poder formar nuevos recuerdos. Cada día en su vida se basa en descubrir una y otra vez todo lo que sucedió desde que sufrió un terrible accidente que la dejo en ese estado.

Todas las mañanas transcurren igual. Su marido Ben (Colin Firth) le cuenta que están casados hace catorce años, le deja recordatorios sobre las cosas importantes de la casa y se va a trabajar. Dejando a Christine en un estado de incertidumbre propio de alguien que se acaba de enterar que perdió los últimos veinte años de su vida.


Pero como no todo es lo que parece, y menos en un thriller, Christine recibe el llamado de un tal Doctor Nash (Mark Strong). Un neurólogo con el cual viene recibiendo un tratamiento en secreto para recuperar su memoria. A través de una cámara digital en donde la protagonista va registrando de forma cotidiana las distintas revelaciones que va teniendo sobre el origen de su enfermedad.

Con claras influencias de “Memento” (2000) en cuanto a la utilización de una narrativa fragmentada y anacrónica, el director Rowan Joffe logra recrear una atmósfera de tensión constante. Realzada por una banda de sonido que acompaña el suspenso pero que en algunas ocasiones se hace un poco forzada en busca de angustiar al espectador.
Uno de los puntos fuertes del film son las constantes vueltas de tuerca en el argumento que llegan a ser lo suficientemente inesperadas para sorprender. Aunque a veces da la sensación que la historia nunca se complejiza demasiado por temor a perder al público, apostando solo lo justo y necesario para mantener el suspenso.

De todas formas lo que hace que la película despegue son las sobrias interpretaciones de la pareja principal compuesta por Nicole Kidman y Colin Firth.

La actriz australiana hace bastante que intenta distanciarse de sus papeles románticos y en este caso no hace más que demostrar una ductilidad notable para poder sobrellevar con soltura un papel tan exigente a nivel emocional. Por otra parte Colin Firth se muestra en un lugar cómodo desde su característica parsimonia inglesa. Pero con el correr de los minutos demuestra una vez más por qué se ha convertido en uno de los actores más versátiles del cine.

Hay que destacar que más allá de sus falencias, el film tiene como mayor virtud que su argumento atrapa. Y probablemente sea la naturaleza vulnerable que logra exhibir Nicole Kidman, y profundizada con numerosos primeros planos, lo que consiga mantenernos enganchados para saber cómo termina.

“Antes de Despertar” no reinventa la rueda, pero cumple y bastante si lo que se busca es estar al borde del asiento sacando conclusiones durante los poco más de noventa minutos que dura la película.





Por Nicolás Feldmann

Reseña publicada originalmente el 10 de Noviembre de 2014 en Proyectorfantasma.com.ar y el 13 de Noviembre del mismo año en Cinefilia.tv

lunes, 27 de octubre de 2014

Análisis de "The Graduate" (1967) de Mike Nichols



“Señora Robinson, está usted tratando de seducirme ¿No es así?”

Todos hemos oído hablar de “El graduado” (1967). La comedia que prácticamente lanzó la carrera de un joven Dustin Hoffman y probablemente una de las pioneras en la categorización de las mujeres MILF.

Toda una generación de cinéfilos ama hasta ahora su inconfundible estilo artístico y su implícita naturaleza rebelde. Pero muchos se encuentran divididos en cuanto el posible significado de su tan recordado final.

Algunos dicen que es un final feliz y el comienzo de una nueva aventura después de que la pareja lograra hacerle frente a los prejuicios. Otros dicen que significa una triste conclusión para una serie de errores impulsivos por parte de sus protagonistas. Ahora bien, partiendo desde una opinión totalmente subjetiva, me gustaría hacer un pequeño análisis de no solo de su final, sino también de todo lo que intenta decir "El graduado" como película. (Y naturalmente este artículo contiene datos que pueden destripar el final)

Esta es la historia de Benjamin (Dustin Hoffman), un universitario inseguro sin ningún indicio de que hacer de su vida. Lo único que tiene claro es que quiere ser diferente. Sin embargo su vida rutinaria dará un giro cuando una amiga de sus padres, la señora Robinson (Anne Bancroft), le insinúa mantener un romance a escondidas.

Al principio, a Benjamin le aterra totalmente la idea. Pero luego de sufrir tantos años la sobreprotección de sus autoritarios padres, el protagonista se da cuenta de lo excitante que puede ser romper las reglas y hacer lo prohibido. Así que se entrega íntegramente a este amorío yendo a visitar a su amante casi todos los días. Y cerciorándose de que nadie se entere de esta pequeña aventura. 

Poco a poco el joven comienza a conocer cada vez más sobre la vida de la seductora señora Robinson y sus miserias. Como la verdadera razón por la que tuvo que casarse con su marido y vivir junto a una persona a la que no ama, siendo un embarazo adolescente la causa de haberse conformado con una vida sin mayores pretensiones. No obstante, a pesar de la intimidad y la confianza entre ellos, la relación comienza a verse estancada, en parte por los mandatos sociales y la lógica diferencia de edades, aunque esto no parece preocupar demasiado a Ben. Pero todo cambia cuando se enamora de Elaine (Katherine Ross), la hermosa hija de su amante.

Es así que la señora Robinson no duda en prohibirles cualquier posibilidad de encuentro entre ellos, aunque evidentemente esto no hace más que unirlos. Otra vez poniéndose en el papel de rebelde, Benjamin desafía los límites impuestos por su actual suegra y decide seguir saliendo con Elaine de todas formas. Lo que resulta en que se termine haciendo pública su anterior aventura con el personaje de Anne Bancroft y el lógico enojo de Elaine al enterarse de esto.

Naturalmente ella no acepta, pero la propuesta la deja aún más confundida y perdida en cuanto a sus sentimientos. Para colmo sus padres la obligan a casarse con un compañero de escuela rico en un intento de alejarla definitivamente de Ben.

O eso es lo que parece a simple vista

Si la película hubiera terminado con ellos riendo seguido de un gran beso final, probablemente podríamos apreciarla como una simple comedia romántica con una curiosamente excepcional dirección de cámara. Pero se infiere algo mucho más complejo en el momento en que ambos terminan sentados en silencio, mientras sus sonrisas se van desdibujando lentamente. La pregunta es: ¿Para qué reflejar esta aparente incomodidad sí supuestamente la pareja logró escapar de los prejuicios de sus padres?

Para responder esta cuestión, sería necesario revisar la historia otra vez.

A lo largo del film, los dos enamorados no hacen más que rebelarse a sus despóticas familias, a partir de vínculos que claramente intentan mantenerlos bajo sus excesivos controles. Pero en ningún momento se nos indica que la decisión final de Ben y Elaine pueda ser correcta, la que realmente los haga felices.

Es importante que veamos el argumento desde el punto de vista adolescente. Dentro de la búsqueda de la personalidad adulta, no sería erróneo pensar que los personajes terminan obrando más por rebeldía frente a sus padres y a los múltiples prejuicios sociales, que por sus verdaderos deseos. 

Otra incógnita que surge es el por qué de la imperiosa necesidad de casarse, cuando lo máximo que habrán estado juntos sería un día y medio. O de qué manera Elaine pasa de odiar a Ben después de enterarse del romance con su madre, para luego huir con él cuando sus padres intentan impedírselo. Estos cabos sueltos son los que nos dan la pauta de que los dos se encuentran tan concentrados en lo que NO quieren, que terminan decidiendo un camino que probablemente no sea el que ellos realmente tenían planeado.

Acaso en esta dichosa escena, la pareja se da cuenta finalmente de lo que acaban de hacer y del compromiso que acaban de tomar de forma inconsciente. Y es cuando ya no hay más figuras autoritarias contra las que luchar y rebelarse, lentamente comienzan a cuestionarse si de verdad eligieron el camino correcto.

Otro dato que aporta a esta teoría, es que casualmente la famosa canción “The Sound of Silence” suena en tres momentos en donde reina la incertidumbre.

La primera vez se la puede escuchar al comienzo cuando Benjamin vuelve de la universidad, la segunda durante el amorío con la señora Robinson y la última en la escena final cuando ambos escapan de la boda para vivir juntos.

Si se escucha más detenidamente esta canción, “The Sound of Silence” (El sonido del silencio) no tiene precisamente una letra optimista. Es más, habla sobre el vacío que invade en momentos de depresión y la sensación de ahogo que genera. Y es por eso que en las tres ocasiones en las que se la incluye, Ben se está preguntando si realmente se siente feliz o miserable con su vida.

Vale recordar que el protagonista es un chico recién recibido de la universidad, con toda una vida por delante. Sin embargo no tiene ninguna pista de lo que quiere ser. Sus únicos amigos son las amistades de sus padres, los cuales tienen menos interés en su futuro que el que tienen en sentirse prestigiosos en las altas esferas de la sociedad. Ben nunca hizo nada arriesgado en su vida. Y es así que a la primera vez que se le aparece algo distinto, algo prohibido, algo nuevo, su personaje se entrega a la emoción del amorío con la Señora Robinson.

El protagonista confunde este desahogo con su verdadero destino, con lo que realmente quiere. No como una acción impulsiva producto de sus frustraciones. Y es que se encuentra tan feliz con esta inyección de adrenalina en su vida, que termina convenciendo a Elaine en el día de su boda de que ella debería sentir la misma pasión que él.

Entonces cuando terminan huyendo juntos al final de la película ¿Están realmente enamorados?

Bueno, ellos piensan que lo están, pero ese vacío en sus vidas todavía los acompaña, ese mismo sonido del silencio del que habla la canción que suena de fondo. Aunque esta vez, a diferencia del comienzo, en vez de tener miles de posibilidades para elegir, los dos se encuentran atrapados. Y sea por orgullo o miedo, los dos escapan seguros de que no tienen salida después de lo que hicieron. Al igual que la señora Robinson.


 Recordemos que ella también cometió errores solo por rebeldía, y tuvo que pasarse el resto de su vida lidiando con las consecuencias. Para luego irónicamente, mientras más intentaba evitar que Ben y Elaine cometieran las mismas equivocaciones, más los incentivaba a terminar la misma manera.


¿Eso significa que los padres siempre tuvieron razón? Realmente no. Todavía siguen siendo excesivamente sobreprotectores y manipuladores para con sus hijos. Pero tampoco significa que los dos enamorados estén haciendo lo mejor para ellos. Ambos lucharon tanto por su independencia, que nunca pudieron preguntarse detenidamente qué harían luego de lograr esa tan preciada liberación.

Es así que realmente no hay ni buenos ni malos en esta historia, sino dos posturas dentro de un mismo problema. Una representación de lo que sucede cuando la rebeldía característica de la formación del carácter adulto no es debidamente explorada a su debido tiempo. Algo que recuerda claramente a lo que sucede también en “Romeo y Julieta” y la noción del amor prohibido.

En definitiva, Benjamin y Elaine parecen condenados a repetir los mismos errores que la señora Robinson y su marido cometieron en su momento. Demostrando que demasiado control y responsabilidad pueden resultar en demasiada libertad y malas decisiones.

De esta manera, “El graduado” no deja de ser un recordatorio de como a veces es mejor pensar con detenimiento cuáles son nuestros objetivos en la vida, en vez de perseguir de forma apresurada una meta de la que no estamos completamente seguros.

Porque pelear demasiado rápido por nuestra independencia puede resultar en que luego no podamos escapar de nuestras malas decisiones. Como Walter White en “Breaking Bad”.
 
Quizás fui demasiado pretencioso con esa comparación




viernes, 10 de octubre de 2014

Los 5 secretos mejor escondidos en series de TV

En la era de las adaptaciones innecesarias y de los Reality-shows sin sentido, es interesante ver a los guionistas exprimir su creatividad insertando secretos en sus historias. Secretos de los cuales la mayor parte de sus fanáticos jamás podría darse cuenta, sino fuera que existe gente con mucho tiempo libre para descifrarlos.

Así que si sos uno de los que se perdieron estos llamados “huevos de pascua” la primera vez, acá va una lista con los secretos mejor guardados de algunas de las mejores series de los últimos años.


5. Todos los episodios de Fringe contienen un observador


Comenzamos con lo básico: Si alguna vez vieron Fringe sabrán que los observadores son un grupo de misteriosos hombres calvos que se aparecen de vez en cuando detrás de los enigmas de la serie. Serían una mezcla entre el protagonista de la serie de videojuegos Half Life y el fumador de Los expedientes X.

Y es que aunque algunos capítulos hablen directamente de ellos, por lo general siempre
hay alguno mirando desde las sombras. Y en realidad me refiero a que SIEMPRE hay alguno en todos los episodios.

Aunque no es que sea demasiado difícil divisarlos con su apariencia tan particular entre la multitud. Más todavía si por pedido expreso de la cadena FOX comenzaran a aparecer en situaciones reales como en la plateade American Idol.


 4. How I Met Your Mother y su cuenta regresiva oculta


How I Met Your Mother ha tenido más del tiempo suficiente para entregarnos bastantes secretos. Teniendo en cuenta que alargaron su premisa principal durante nueve años.

Y teniendo en cuenta que los hijos del protagonista deben haber estado bastantes años escuchando esta historia
Puntualmente en uno de los capítulos más emotivos de la sexta temporada, el padre de uno de los personajes principales, Marshall (JasonSegel), fallece de forma inesperada.

Uno de los tantos golpes bajos en comedia a los que ya tendríamos que estar acostumbrados.

Pero la clave para que este giro argumental funcionara en los seguidores de la serie estaba en que nadie adivinara que fuera a suceder. Aunque una cuenta regresiva intentara adelantarnos el final antes de tiempo.

Después de su polémico final, How I met Your Mother sigue sorprendiéndonos, aunque sea destripandonos la muerte de uno de sus personajes.


3. Los mensajes ocultos de “It’s Always Sunny in Philadelphia”


Algunas series recompensan a sus seguidores más incondicionales con detalles al mejor estilo fan-service. Pero otras lo hacen solo para que los mismos creadores de la serie puedan regodearse de poder haberlos incluido, sin otra explicación aparente.

Tomemos como ejemplo a “It’s Always Sunny in Philadelphia”, la cual vendría a ser una especie de “Friends” pero con personajes aún más maniáticos y obsesivos.
Y sin olvidarnos de Danny De Vito

La placa en sí no tendría nada de misterio en realidad; la sigla “RCG” son las iniciales de los productores de la serie, Rob McElhenney, Charlie Day y Glenn Howerton (que también hace de Mac, Charlie y Dennis). ¿Pero qué podemos decir de las voces?

Por suerte un internauta de alguna parte del mundo se hizo la misma pregunta y se dispuso a investigar. Lo que descubrió  fue que esas voces extrañas no son otra cosa que mensajes ocultos de los productores grabados al revés. Y como recompensa a tanto esfuerzo, el primer mensaje que pudo descifrar fue “You’re stupid for playing this forward”. (Eres un estúpido por estar reproduciendo esto al derecho)

Para contarles un poco más sobre estos crípticos mensajes, ninguno deja de ser una frase bizarra o totalmente fuera de contexto como “Next stop: brown town” (Próxima parada: Brown Town) o “Sorry for wasting your time and money, but thanks for your money” (Perdón por hacerte perder tu tiempo y tu dinero, pero gracias por el dinero).

Una auténtica curiosidad y sin otro motivo que la propia diversión de los productores del programa.


2. Las bromas ocultas de “Community” se extienden durante años, y por distintos canales.

Six seasons and a movie
Si existe una razón por la que “Community” tiene una base de fanáticos tan fieles (en la que me incluyo) es porque está compuesta por incontables meta referencias y parodias capaces de contentar a sus seguidores más obsesivos.

En un mundo en donde la comedia parece simplificarse cada vez más, no está mal que algunas veces nos obliguen a usar la cabeza.

Pero quizás uno de los ejemplos más curiosos sea la mención de la palabra “Beatlejuice” en tres capítulos distintos a lo largo de las primeras tres temporadas de la serie.

Ahora si vieron la película “Beatlejuice” (y sino la vieron aprovechen a verla) dirigida por Tim Burton y protagonizada por Michael Keaton, recordaran que el protagonista, un desprolijo fantasma a rayas, se aparece en el mundo de los vivos cada vez que alguien dice tres veces su nombre en voz alta.

Y como no podían ser menos en esta competencia por introducir guiños a sus propias influencias, los creadores de “Community” desarrollaron un homenaje capaz de durar tres años.


Hasta ahora ya parece bastante delirante extender un gag durante tres años para que el remate dure solamente pocos segundos en pantalla. Pero si ahora fuera necesario que el espectador siguiera el chiste en un programa diferente, y a su vez en un canal distinto, ¿No sería demasiado? Parece que no.

En un capítulo de la temporada 2, el personaje Abed cuenta una increíble anécdota sobre la vez que consiguió un trabajo de extra en la serie Cougar Town y tuvo que salir corriendo luego de que le diera diarrea por el stress.Pero para sorpresa de los fans, si alguno hubiera cambiado de canal para ver Cougar Town en ese momento, se hubiera encontrado con elactor que interpreta a Abed, Danny Pudi, haciendo de extra en el fondo de laescena, para luego salir corriendo como si realmente hubiera tenido una emergencia sanitaria. Al que igual que como contaba su personaje.

Community podrá dejar de emitirse, pero definitivamente permanecerá como una serie de culto solo por ocurrencias como estas.


 1. Arrested Development: El garfio de Buster Bluth

Cuando una serie como “Community” nos ofrece un chiste dedicado a los fanáticos más fieles, "Arrested Development” se convierte en leyenda a la hora de hacerle guiños a los seguidores más acérrimos.

Pero es en su segunda temporada donde la serie llega a desarrollar la secuencia más absurda y la vez más compleja en la historia de la televisión norteamericana.

Al final de la segunda temporada, uno de los protagonistas, Buster Bluth sufre la amputación de su mano izquierda luego de que fuera arrancada por una foca. Y así es que se verá obligado a usar como prótesis un garfio, algo que se convertiría en un chiste recurrente a lo largo de la serie.

Pero lo llamativo de todo esto es que si nos pusiéramos a ver de nuevo toda la temporada, encontraríamos una serie de pistas plantadas especialmente para que adivinemos la desgracia de Buster antes de tiempo. Aunque se requeriría demasiado tiempo libre para poder deducirla.

Primero vemos como repetidamente Michael Bluth, hermano de Buster, protagoniza una obra llamada “The Trial of Captain Hook” (El Juicio del Capitán Garfio) en un flashback.


Luego Buster se refiere a una fiesta como “Off the hook” (Fuera de control) siendo Hook la traducción literal de “garfio”.


En otro episodio, Buster exclama “Wow, nunca pensé que fuera a extrañar tanto a una mano”, luego de volver a ver su viejo sillón con forma de mano.


Más tarde vemos a George Bluth, el patriarca de la familia, relfexionar “¿Y si nunca volveré a tener la posibilidad de tocar su mano otra vez?” al enterarse que su sobrino Buster acaba de ingresar en el ejército.


Pero todavía hay más. Luego vemos a su hijo, George Bluth Jr. liberar al mar a la foca que luego se comería la mano de Buster comentando en voz alta “nunca más serás alimentada a mano”.


Por último vemos a Buster sentado en un banco dentro del campamento militar, con la macabra frase “ARM OFF” (sin brazo) formada en el respaldo.



Claramente estas son referencias un poco lúgubres para anticipar un accidente poco común en una de las comedias más inteligentes de los últimos tiempos.




Artículo publicado originalmente el 8 de Octubre de 2014
en Proyectorfantasma.com.ar

martes, 30 de septiembre de 2014

Crítica: Nebraska (2013)

En épocas en donde el tiempo es dinero y la inmediatez es el estilo de vida de casi todos, siempre es necesario un viaje para aclarar los pensamientos. O quizás esa es la sensación que queda patente después de ver Nebraska.

Distribuida en Argentina por Sony, Nebraska se hizo esperar para ser estrenada en los cines argentinos. Caracterizados por ser más propicios para los estrenos comerciales que para una película realizada íntegramente en blanco y negro. Y justamente esta estética de nostalgia hace que el director Alexander Payne se diferencie del resto al retratar otra “Road movie” entre padres e hijos.

Partamos de la base de que Nebraska no es película para todo el mundo. La decisión artística de ser filmada en monocromo y su ritmo pausado hacen que salga perdiendo en cuanto a promoción y taquilla frente a los gigantes de la acción. Algo que seguramente se tuvo en cuenta al organizar el calendario de estrenos.


Nebraska cuenta la historia de Woody Grant, un anciano con problemas de alcoholismo y en plena decadencia física y mental interpretado por el versatil Bruce Dern (mejor actor en el festival de Cannes por este papel), que junto a su hijo menor David (sólida interpretación de Will Forte) emprenden un viaje desde su pueblo en Montana hasta al estado de Nebraska para cobrar un supuesto premio de un millón de dólares.

Evidentemente este premio es una farsa. Como se encarga de hacérselo entender su irritable esposa (la veterana June Squibb) acompañada de casi cualquier persona que lo rodea.
Pero nada puede hacerle cambiar de opinión a Woody, que toma este viaje como una razón más por la que vivir en el ocaso de su vida.
Desde ese momento la sucesión de paisajes junto a la maravillosa banda sonora de Mark Orton, llegan a tomar total protagonismo de este viaje por las profundidades del medio oeste de los Estados Unidos, realzando aún más la dirección de fotografía y la bella puesta en escena.

El estilo con el que se retrata la llamada “fauna de carretera” hace recordar por momentos a películas como “Historias Mínimas” de Carlos Sorín o “Las confesiones del Sr. Schmidt” del mismo Alexander Payne, por como refleja las siempre difíciles relaciones entre padres e hijos. 

Durante el trayecto a Nebraska, los problemas con el alcohol del viejo protagonista los obligan a tener que alojarse en la casa de su hermano en su pueblo natal. Y rápidamente la noticia de que están en camino a recibir un premio millonario causa furor entre los lugareños, que entre felicitaciones y reclamos de viejas deudas hacen de Woody la sensación del lugar. Mientras que su hijo David intenta aclarar que todo es una confusión, antes que de que el delirio de su padre se les escape de las manos.

Will Forte, más conocido por sus papeles en comedia, logra representar de manera muy creíble al modesto David, viéndose en ocasiones superado por la conducta senil de su padre. Pero por el que también siente pena y por esa razón intenta acompañarlo en su fantasía.

A su vez el personaje de Bruce Dern llega a generar una gran empatía, mostrándose algunas veces vulnerable pero decidido a reclamar el premio que él considera que merece.

Por último hay que destacar la actuación de June Squibb personificando a la irascible esposa de Woody y su hijo mayor Ross interpretado por Bob Odenkirk (Breaking Bad, SNL) que completan el elenco principal como los mayores críticos de la conducta del desmejorado padre.

Nebraska describe una temática, que a pesar de no ser original, cumple con una excelente narrativa al contar esta pequeña historia con toques de humor entre absurdos y cínicos.Sin olvidar la música que toma un papel preponderante acompañando la travesía de estos personajes que tranquilamente podrían ser parte de cualquier círculo familiar.


Porque si lo que se está buscando es una buena historia, notables interpretaciones y una hermosa dirección de fotografía, solo queda dejarse llevar y emprender este emotivo y melancólico viaje hacia Nebraska.




Reseña publicada originalmente el 16 de Septiembre de 2014 en bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com

Crítica: La increíble vida de Walter Mitty (2013)

Desde los comienzos de Ben Stiller como director, y en muchos casos como actor, pudimos ver que siempre tuvo una predilección con el humor ácido y la comedia negra a la hora de encarar sus proyectos. Películas como “Zoolander” o “Una guerra de película” son un ejemplo de cómo fue tomando un poco de cada trabajo suyo como intérprete para crear buenos productos para la taquilla y en el ámbito de la comedia en general.

Comenzando como una remake de la original de 1947 protagonizada por Danny Kaye y Boris Karloff, para luego ir pasando por distintos directores y rescrituras de guión, nos llega la versión más actual de La increíble vida de Walter Mitty”. Que si bien no decepciona, da la sensación que queda a mitad de camino entre el estilo provocador del protagonista de “Loco por Mary” y la comedia apta para todo público.

Stiller interpreta, como es común en él, a un personaje apocado. En este caso personifica a Walter Mitty, el tímido encargado de la dirección de negativos fotográficos de la conocida revista LIFE. El cual pasa la mayor parte del tiempo fantaseando con tener aventuras que pongan al límite su espíritu y con enamorar a su dulce compañera de trabajo Cheryl (Kristen Wig).

Su rutina se rompe cuando la revista en la que trabaja es comprada por un grupo accionario liderado por un cruel ejecutivo (Adam Scott) que dispone que el semanario pasará a convertirse en un medio digital a corto plazo. Para esto se planea publicar el último número en papel. Y es responsabilidad de Walter entregar el negativo que será la portada. El inconveniente está en que este negativo se encuentra en un rollo del legendario fotógrafo Sean O’Connel (pequeña participación de Sean Penn), que al parecer olvidó incluirlo en el envío.

Sin otra alternativa, Walter deberá emprender un largo viaje por Groenlandia, Islandia y Afganistán en busca del bohemio fotógrafo y del negativo perdido, y así evitar perder su trabajo.

La película mantiene en todo momento un ritmo dinámico, destacándose algunas fantasías muy logradas en clave de parodia y momentos disfrutables como el cameo del presentador Conan O’Brien o el partido de fútbol que juegan Ben Stiller y Sean Penn en la cima del Himalaya.

También se aprovechan las imponentes locaciones para exponer con belleza la inmensidad de los paisajes que se visitan en la historia, además del CGI, que aplicado a distintas secuencias, hacen que funcionen de forma admirable. Principalmente cuando la imaginación de Mitty se dispara.

La banda de sonido del argentino José González acompaña de manera sublime el viaje espiritual por el que debe transitar el protagonista y se aprovecha muy bien la inclusión de canciones de artistas de la talla de Arcade Fire y David Bowie.

Probablemente el problema del film radica en que a pesar de algunos momentos cómicos, el guion termina convirtiéndose en un relato más cercano a los libros autoayuda y no se adapta tanto a los fines cómicos en sí.

Algunos personajes secundarios tampoco están del todo bien aprovechados. Puntualmente la figura de Cheryl interpretada por Kristen Wig (Damas en guerra, Arrested Development) y el ocurrente empleado de un sitio de citas por internet (Patton Oswalt) que llama al protagonista en los momentos más inoportunos. Además si se cuenta con Shirley MacLaine en el papel de la madre de Walter se podría esperar un poco más de ella, pero claramente eso no depende solamente de los realizadores.


No quepa duda que “La increíble vida Walter Mitty” regala bastantes momentos de buen cine. No estará a la altura de lo que se esperaba de Ben Stiller como director (teniendo cuenta sus trabajos anteriores) pero aporta algunas risas y en el mejor de los casos otra oportunidad para ver a Stiller haciendo lo mejor que sabe hacer, humor.





Reseña publicada originalmente el 16 de Septiembre de 2014 en Bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com.ar