Continuando con el paso firme y abrumador de las últimas
producciones de Marvel, llega la segunda entrega del grupo de superhéroes
estrella de la editorial de comics norteamericana. Y con el difícil objetivo de
despejar todas las dudas que podían suponer un posible estancamiento de la
fórmula.Aunque después de once películas el factor sorpresa ya sea
prácticamente nulo.
El equipo compuesto por Iron Man (Robert Downey Jr.),
Thor (Chris Hemsworth), el Capitán América (Chris Evans), Bruce
“Hulk” Banner (Mark Ruffalo), Hawkeye (Jeremy Renner) y Black
Widow (Scarlett Johansson) no se toma mucho tiempo para las presentaciones
y recién comenzada la película ya los vemos envueltos en una batalla campal
dentro de una base militar en la lejana y fría Europa oriental. Este combate
a modo de prólogo es casi una muestra de lo que se verá el resto de las casi
dos horas y media que dura el film: Mucha pelea, diálogos mordaces y
muchos efectos especiales.
Es que ni siquiera enfrentando a Ultron (una inteligencia
artificial rebelde con el único objetivo de extinguir a la raza humana para
hacerla “evolucionar”) y a todo su ejército de robots, los avengers dejan de
hacer fan-service con comentarios irónicos sobre todo lo que
sucede durante la lucha.
Joss Whedon sabe muy bien como equilibrar a este
elenco de personajes ya de por sí carismáticos individualmente, concediéndoles
a cada uno su momento específico para que se luzca en la gran pantalla. Claro
que cada uno tiene su favorito, pero es evidente que Iron Man, el Capitan
América y Thor se roban gran parte de la escena. Aunque la trama también
se toma su tiempo para desarrollar la relación romántica entre Hulk y
Black Widow, algo que entre toda la vorágine es de agradecer para variar entre
tantos tiros y piñas.
Del mismo modo hay que destacar al villano Ultron, el cual
tiene el carisma suficiente para no convertirse solamente en el malo de turno.
Sea por sus motivaciones dignas del evolucionismo más radical como también en
gran medida gracias a la inconfundible voz de James Spader, que
dota al personaje de un aura lúgubre y siniestra ya desde su primera aparición
en escena.
Avengers: Age of Ultron es lo que todo fanático
del universo cinematográfico de Marvel podía esperar de esta secuela. Más
peleas, más grandilocuencia, más efectos especiales, en definitiva lo mismo
pero mejor. No obstante si les gusta el género de los superhéroes pero con un
poco más de debate ético, la solución sería esperar al estreno de Batman
v Superman: Dawn of Justice. DC tiene la palabra ahora.
Desde hace ya un tiempo que el género de la parodia no pasa
por su mejor momento. Con solo ver los estragos generados por el legado de Scary
Movie y sus sucesoras bajo el común denominador “movie” (lease Epic
Movie y Date Movie), más podemos decir que la formula se
fue gastando en los últimos años.
Por suerte, de vez en cuando, aparecen películas dispuestas
a romper con la monotonía de los géneros que se encuentran estancados. Hoy le
toca el turno a What We Do In The Shadows de los neozelandeses Jemaine
Clement y Taika Waititi, nombres que probablemente no
signifiquen mucho para el que no está familiarizado con la multipremiada serie
de HBO “Flight of
the Conchords”.
El film se plantea desde el recurso tan versátil del mockumentary (falso
documental) para retratar la vida cotidiana de un grupo de tradicionales
vampiros en la urbe de Nueva Zelanda. Los problemas son los mismos de cualquier
grupo de inmortales amigos chupa sangre que conviven en una tenebrosa mansión.
Es decir, quién lava la ropa, quién limpia la casa, cómo afeitarse sin poder
reflejarse en un espejo, quién consigue los humanos para la cena, situaciones
muy frecuentes para cualquier vampiro de la actualidad.
Al grupo inicial compuesto por Viago (Taika Waititi),
proveniente de la ilustración del siglo XVIII, Vladislav (Jemaine Clement),
un sanguinario y mujeriego guerrero del imperio otomano, Deacon (Jonathan
Brugh), el rebelde seductor del siglo XIX, y Petyr (Ben Fransham),
un ser milenario con gran parecido a Nosferatu, se le suma como
nuevo integrante Nick (Cori Gonzalez-Macuer), un vampiro principiante
pero con bastantes conocimientos de la diversión nocturna neozelandesa.
Es a partir de esta premisa que What We Do In The
Shadows triunfa en lo que las demás parodias fracasan. Desarrollando
un argumento propio habitado por personajes bien
identificables y representativos de cada versión de vampiro en la historia del
cine. Es así que con orígenes tan distintos y costumbres tan diferentes entre
los personajes, la aparición de problemas en la convivencia dentro de la casa termina
siendo algo inevitable. Dando como resultado una serie de situaciones
divertidísimas que mantienen a la película en un estado de risa continua.
Se nota que Clement y Waititi son
grandes fanáticos del género y en vez de caer en lo más obvio y fácil como
podría ser una sátira de Crepúsculo o cualquier otra película
de terror actual, prefirieron homenajear a todos los clichés vampíricos del
cine clásico. Posibilitando un desarrollo de la historia más orgánico y
evitando convertirse en una simple suma de escenas paródicas inconexas totalmente
dependientes del argumento de las películas a parodiar.
Tras convertirse la sorpresa del último festival
internacional de Mar del Plata, está más que claro que el boca a boca fue la
principal razón para que esta película tenga su merecido lugar dentro de la
programación del actual BAFICI
y de nuestra cartelera comercial para principios de Mayo. Oportunidades
para poder disfrutarla en pantalla grande no faltan.
La nostalgia está de
moda en los últimos tiempos. O probablemente sea la falta de ideas. Yo
preferiría pensar que todo lo bueno vuelve, y no lo digo con la intención de
convertirlo en un slogan publicitario.
Durante estas últimas semanas, la noticia para todo fanático
de la televisión de los años 90 fue el regreso de la serie de ciencia ficción
que marcó una época y que se materializó como la mayor influencia de todo lo
que se ve actualmente. Que me disculpen los fanáticos de “The Wire” o “Firefly”,
pero La era dorada de las series de TV se la debemos casi
en su totalidad a “Los Expedientes X”.
Allá por mediados de la década del noventa, la
joven serie de FOX se situaba como la alternativa más intelectual a la
descerebrada “El día de la independencia” y la ocurrente “Men
in Black”, ambas protagonizadas por elfresh prince Will Smith. Sin
embargo siempre es necesario aclarar que la serie trataba de algo más que una
simple invasión extraterrestre.
“The X Files” apareció en el momento exacto y con la
temática justa para captar a un público que recién comenzaba a tener contacto
con el Internet y los teléfonos celulares. Era ciencia
ficción, pero no de la más intrincada (Star Trek, Stargate y Babylon 5 cubrían
mejor ese espectro), aunque siempre le dieron principal importancia a la
ciencia dentro de las investigaciones. Sin olvidarse de la química de
sus agentes principales Mulder y Scully, en constante discusión entre lo
empíricamente científico y lo simplemente inexplicable.
Pero todo esto no hubiera sido suficiente para encumbrar a
la serie entre las mejores de la historia, sino fuera por la pasión de sus protagonistas en su agónica cruzada en búsqueda de la verdad.
Las conspiraciones gubernamentales no son algo nuevo y
ciertamente la historia del “hombre que sabía demasiado” no comenzó
con “Los expedientes X” (precisamente Alfred Hitchcock fue el mentor
de ese término). Aunque es inevitable relacionarlas con la gran influencia que
tienen en la vida real, si las comparamos con la fascinación que generan grupos como los
Iluminati o las logias masónicas, con el aura conspirativa que los
caracteriza.
Probablemente gran parte del éxito de “Los
Expedientes X” provenga solo por ser la serie que puso otra
vez en el plano de discusión todo este tipo de teorías incomprobables. Y en la actualidad, con la cantidad de conspiraciones
que se dicen ciertas por internet, afirmar que esta serie nos enseñó sólo a creer
en que la verdad está ahí afuera es quedarse corto.
Claro
que a esta alturaes imposible discernir hasta qué punto “The
X-Files” nos influenció a creer en cualquier cosa que leamos por ahí. La
necesidad de desconfiar de todo toma gran relevancia gracias a la
irrupción de las redes sociales, las cuales nos bombardean con información sin chequear, pero compartida por todos como cierta. Y si encima los gobiernos del
mundo no generan ni la menor confianza,tenemos más que suficientes razones
para creer que las conspiraciones a nivel mundial son algo posible.
Algo más en que creer
El personaje de Mulder toma el papel del mártir
creyente casi cercano al género del romanticismo. Dedicando su vida a la
investigación que pruebe la existencia de vida extraterrestre hostil encubierta
por el gobierno de los Estados Unidos, llega al punto de arriesgar su propia vida y la de sus seres queridos.Todo
con el objetivo de encontrar una explicación a sus propios fantasmas, después
de la desaparición de su hermana menor durante la adolescencia.
Pero a pesar de la vida autodestructiva de nuestro héroe, la
serie en todo momento se pone de su lado. Sus sospechas sobre una
conspiración a nivel mundial siempre quedan fundamentadas, dejando todas sus
alucinaciones paranoides reivindicadas al final de cada episodio. Totalmente
opuesto a la actitud de su compañera Scully, que invariablemente será la voz
prudente, el fundamento científico de desde la serie despega para plantear los
casos sin resolver. Y aunque sus explicaciones siempre sean más
verosímiles y sensatas, todos sabemos que el guion va a terminar
premiando la impulsividad de Mulder antes que el raciocinio de Scully.
Indudablemente Mulder es el resultado de una época y a eso se debe a nuestra admiración por su tenacidad. Pero los tiempos cambiaron y nuestra relación con respecto a las
teorías conspirativas y a la gente que las defiende también se fue modificando.
Es así que el potencial de un personaje obsesionado en “busca de la verdad” durante los años 90, ya no es
lo suficientemente novedoso en estos tiempos de esplendor para los antihéroes de
moral discutible.
Teniendo eso en cuenta, y ya con el inminente regreso de la
serie, es necesario que su creador Chris Carter y su equipo de
guionistas tengan más presentes los debates sociales vigentes, para
luego adaptarlos su línea argumental. Esto no quiere decir que se deje de lado el incondicional concepto de “la verdad está ahí afuera” que tanto caracterizó a la
serie, sino que se permita volver a profundizar su interacción con el público
actual y tratar temáticas tales como la ética científica, el poder de
los medios de comunicación o la pena de muerte. Cuestiones que tuvieron
mucho protagonismo en los comienzos del programa, pero que con el tiempo fueron
perdiendo peso en las últimas temporadas. (Probablemente presionados por los conservadores directivos de la cadena FOX)
El esperado regreso de “Los Expedientes X” no
puede volver a basarse en la misma única premisa inicial de la invasión
extraterrestre, atrapada en el tiempo en la que fue originalmente concebida. Porque los tiempos son distintos y porque nosotros necesitamos algo
distinto en qué creer.
Quizás Mulder debería dejar de mirar al cielo y empezar a
mirar con más atención lo que sucede a su alrededor. Es el deseo de un
incondicional seguidor de la serie.
“Nos quedamos solos mirando al abismo.
Mirando el sonriente rostro de la locura”
“Grotesque” (3×14)
Todo comenzó en Septiembre de 1993, cuando la
relativamente joven cadena FOX decidió lanzar una serie de ciencia
ficción y suspenso llamada “The X-Files”, protagonizada por los -en
ese momento- poco conocidos David Duchovny y Gillian
Anderson. La serie trataba sobre dos agentes del FBI, Fox Mulder y Dana
Scully, encargados de investigar casos paranormales que en muchas
ocasiones involucraban la existencia encubierta de vida extraterrestre.
Mulder cumplía el papel del creyente, rompiendo todos
los roles de género en televisión que había hasta ese momento. Su incondicional
deseo por descubrir la verdad detrás de cada suceso paranormal y su propio
interés personal, a partir de la misteriosa desaparición de su hermana menor en
la adolescencia, eran el principal motor para impulsar cada investigación. Por
otro lado, su compañera Scully era la encargada de poner los pies en la
tierra, de encontrar la teoría más razonable para todos los hechos
inexplicables con los que se cruzaban. Aunque la explicación más lógica
nunca terminara siendo la más acertada al final de cada episodio.
A lo largo de nueve temporadas, dos películas –sin contar
decenas de libros, comics y adaptaciones– el mundo de “Los Expedientes X”
terminó convirtiéndose en un universo mucho más complejo de lo que se podía
esperar al principio. Miles de fanáticos en todo el mundo se debatían semana a
semana las distintas teorías sobre el futuro de sus personajes favoritos. Y
puede ser que esta masiva difusión en los comienzos
del Internet, sea la mayor responsable de su rotundo éxito.
Trece años pasaron desde la emisión del último capítulo y
siete años desde la última película, demasiado bastardeada para lo que
realmente fue. Así que en honor a la confirmación de una décima temporada de
seis nuevos episodios para el 2016, enumeramos diez claves para recordar
por qué “The X-Files” se convirtió en un fenómeno social sin precedentes para una serie de ciencia ficción.
1. Sus orígenes
Podemos citar varias influencias en las que el creador de la
serie, Chris Carter, podría haberse basado cuando se le ocurrió la idea del
programa. Entre las más reconocibles esta “The Twilight Zone”o “The
Outter Limits”, dos ciclos legendarios en cuanto a narrativa
inteligente e ideas innovadoras. Aunque también podemos mencionar “Kolchak:
The night Stalker”, un programa muy poco conocido de los años 70, que
trataba sobre un periodista investigador de todo lo relacionado con sucesos
sobrenaturales.
Posiblemente esta serie haya sentado las bases para lo
que luego en “Los Expedientes X” se llamaría monstruo
de la semana. Capítulos que contaban una historia sin continuidad
ni relación con la trama principal.
The X-Files – Pilot (S01E01)
Entre otras grandes influencias, y es momento de citar a los
maestros, se encuentran “Twin Peaks” de David Lynch –
en la que curiosamente David Duchovny interpretó a
una investigadora travesti - o películas como “Encuentros
Cercanos del Tercer tipo” de Steven Spielberg.
Con estos referentes no podía haber mucho margen de error.
2. Dana Scully (Y todo lo que ella
representa)
Chris Carter
creó al personaje de Scully con la única intención de hacerla fuerte e independiente, en un mundo dominado por el género masculino.Yendo
en contra de todos los estereotipos, Scully es una persona
escéptica, creyente de la ciencia como respuesta ante todo. Y al mismo tiempo
mantiene la interacción con su compañero Mulder como una relación meramente
platónica durante gran parte de la serie.
La elección de Gillian Anderson para interpretarla tampoco
fue equivocada. La actriz tenía solamente 24 años cuando le ofrecieron el
papel, pero basta experiencia como intérprete de teatro. Cuenta la anécdota que al momento de la audición, los directivos de la
cadena FOX preferían una actriz más alta y voluptuosa. Por suerte
Chris Carter no les hizo caso y se quedó con la pelirroja.
Dana Scully es la base científica en la que se basa el
programa. Sin ella no existirían los delirios de Mulder ni tampoco “Los
Expedientes X”. O sino mejor definirla como lo hizo Gillian Anderson en
2013:
“Conozco a muchas mujeres que se introdujeron a estudiar ciencias
inspiradas por Scully. Creo que ella es el mejor ejemplo de que una mujer puede
hacer lo que quiera de su vida sin tener miedo a ser reprimida por los hombres”. (Aplausos)
3. Una escuela de guionistas
La gran parte de los guionistas que hicieron sus primeros
pasos en “Los Expedientes X”, han triunfado por su cuenta en el
futuro. Quizás el más reconocido sea Vince
Gilligan, creador de “Breaking Bad” y “Better Call
Saul”. Aunque también hay que destacar a Darin Morgan,
autor de algunos de los mejores episodios de la serie y que hasta hace algunos
años formaba parte de la serie “Fringe”, los co-productores Howard
Gordon y Alex Gansa, creadores de la serie “Homeland”, David
Amann, guionista y productor ejecutivo de las series “Without a
Trace” y “Castle”, y la lista continúa con varios más.
Sin embargo el programa no se nutría solamente de jóvenes
talentos. “The X-Files” tuvo el honor de contar entre sus
guionistas invitados a referentes como Stephen King o William Gibson,
aportando su mirada al universo de Mulder y Scully.
4. Los monstruos de la semana
Mientras que la basta mitología sobre la invasión
extraterrestre era el corazón de la serie, gran parte de los capítulos eran
historias individuales protagonizadas por un enemigo específico. Estos
episodios nunca dejaban de estar relacionados con lo sobrenatural y retrataban
a monstruos o mutaciones dignas de la ciencia ficción más retorcida. Sin
embargo algunas veces la amenaza era encarnada simplemente por seres
humanos con perturbadoras personalidades. Es así que el programa tuvo entre sus
filas a villanos bastante icónicos que marcaron el imaginario popular de la
época.
Podemos nombrar entre los más destacados a la criatura mitad humano/gusano cuyo hábitat eran las alcantarillas de Nueva York, a Leonard Betts, un
ser con la imperiosa necesidad de consumir tumores cancerígenos para
sobrevivir, o al milenario Eugene Tooms, que
cada 30 años despertaba de su hibernación para alimentarse de los hígados humanos.
Sin embargo la historia más escalofriante pertenece al capítulo “Home”(4x02), en el que se mostraba a una familia incestuosa de las
afueras del estado de Pensylvania capaz de enterrar bebes recién nacidos en el patio de su casa. Este
episodio marca el precedente de ser el único hasta ahora en haber sido
censurado para poder salir al aire.
5. La mitología alienígena
La quintaesencia de la serie por excelencia. A lo largo de
las nueve temporadas, Mulder y Scully fueron los encargados de ir descubriendo
la verdad detrás de la invasión a cargo de una raza alienígena colonizadora.
Facciones como el sindicato (una organización compuesta por los ejecutivos más poderosos del mundo)o el mismo gobierno de los
Estados Unidos ,junto a las Naciones Unidas, fueron los mayores
responsables de colaborar con una invasión silenciosa, a través
de un arma letal llamada“Cáncer negro”, como manera de
infiltrar agentes patógenos en la población de la Tierra. Luego aparecerían los
alienígenas rebeldes “sin rostro” y pondrían a la raza humana en una batalla
cruzada entre dos razas extraterrestres rivales. Todo con el aval de los mismos
políticos corruptos que siempre manejan todo desde las sombras.
¿Parece un poco complicado no? En más de 200 capítulos ni se
nota.
6. El Fumador. Alias: C.G.B Spender
Es increíble pensar que uno de los personajes más
representativos de la serie fue concebido originalmente como un extra sin
diálogos. Y ese personaje es nada menos que “El Fumador”.
Este misterioso personaje, interpretado por el actor
canadiense William B. Davis (el más nostálgico lo recordará de la película IT, adaptación del libro homónimo de Stephen King),
apareció por primera vez en el episodio piloto programa haciendo una discreta
participación, casi en segundo plano. Luego, con el pasar de las temporadas, pudimos ir conociéndolo más hasta verlo convertido en el villano más despiadado
y manipulador de los últimos tiempos. Con el permiso de Walter
White, claro.
Su influencia dentro del plan maestro de la colonización de
la Tierra es solamente una de las tantas cosas en las que este vil personaje
estuvo involucrado. Desde el asesinato de John F. Keneddy hasta la
práctica de experimentación genética en enfermos de lepra con el objetivo de crear híbridos humano/extraterrestres. Todos estos hechos tienen su firma.
Queda claro que un personaje así debería tener mucho
cuidado con tantos enemigos a su alrdedor, y más de una vez se
lo creyó muerto después tantas encrucijadas. Aunque siempre se las
ingenió para estar un paso por delante de sus detractores.
Su confirmado regreso triunfal en el 2016 será uno de los ejes principales de esta nueva temporada. Ya solo la
aparición de una cajita de cigarrillos Morleys en los futuros episodios podría
significar que en realidad nunca se fue, sino que se quedó observando desde las
sombras, como nadie mejor que él sabe hacerlo.
7. La experiencia cinematográfica
The X-Files: Fight the Future (1998)
La primera película de la serie se llamó simplemente “TheX-Files: Fight the Future”, allá por el año 1998. Mulder y Scully ya
gozaban de una base de fanáticos digna de ser escuchada y la twentieth century
fox no podía seguir haciendo oídos sordos a ese potencial público dispuesto a
seguir las aventuras de sus héroes en la pantalla grande. Es por eso que la
película se basó en la idea de “más de lo mismo pero mejor”. Con una
recaudación a nivel mundial de189 millones de dólares, estaba más
claro que nunca que“Los Expedientes X” habían llegado para quedarse
en el imaginario popular.
El film profundizaba aún más la mitología de la invasión y
llevaba la historia por lugares inhóspitos como la Antártida, con el objetivo de
sorprender a los incondicionales seguidores. Pero también sumaban la
participación del legendario Martin Landau y el regreso de todos
los actores principales para dar a la película una atmósfera de grandilocuencia
que los presupuestos televisivos jamás podrían haberle dado a la serie.
Años más tarde, más precisamente en 2008 y después de muchas
idas y vueltas, se estrenaba la segunda película titulada “TheX-Files: I Want to Believe”. Esta vez con menor presupuesto
y con menos confianza por parte de la FOX, el argumento intentó
recrear las historias semanales de villanos comunes que tantos buenos recuerdos
nos habían dejado. Y a pesar de ser bastardeada por la crítica
especializada y los fanáticos más conservadores, estamos en condiciones de
decir que cumple (con lo justo, es verdad) con los estándares básicos que supieron mantener durante nueve años.
The X-Files: I Want to Believe (2008)
No seguirá los sucesos de la colonización y faltarán varios
de los personajes de las últimas temporadas, pero es lo suficientemente oscura
y perturbadora como para darnos los mismos escalofríos que en las viejas
épocas. En este caso con una historia que llega a involucrar temáticas
como la pérdida de la fe, Identidad sexual, femicidios y trasplantes de
órganos.
Nada mal como precedente para una potencial tercera parte.
8. Los Spin-offs
El éxito de “Los Expedientes X” en todo el
mundo le generó a su creador una catarata de ofertas de trabajo como para
continuar sus ideas. A partir de esto surgieron dos series con puntos de vista
algo distintos a lo que acostumbrábamos a ver en la serie original: “Millenium” y “The
Lone Gunmen”.
Millenium (1996-1999)
“Millenium” contaba la historia de Frank Black
(Lance Henriksen), un ex agente del FBI con la habilidad de introducirse en la
mente los criminales y parte fundamental de una organización llamada “grupo millenium”, encargada de
evitar el inminente fin del mundo.
Sin ser exactamente un derivado de “Los Expedientes
X”, “Millenium” sucedía en el mismo universo que la
primera serie. Y hasta tuvieron un capítulo crossover en
donde los personajes de ambas producciones colaboran en la resolución de un caso.
Aunque la verdadera razón de este encuentro haya sido la necesidad de cerrar algunos
cabos sueltos, después de la repentina cancelación del programa.
Del otro lado se encuentra “The Lone Gunmen”,
serie directamente relacionada a “The X-Files”, pero con una
impronta menos oscura que la protagonizada por Mulder y Scully. El
show giraba alrededor de “los pistoleros solitarios”, un grupo de nerds
obsesionados con las conspiraciones que intenta resolver misterios a
partir de sus particulares paranoias y conocimientos sobre tecnología.
Nadie puede negar que la mente de Chris Carter tenía
muchas historias para contar en ese momento.
9. Reconocimiento de la crítica
La serie ha ganado un
total de 16 premios Emmy y 5 Globos de oro – entre otros –
premiando su innovación y excelencia para reinventar el género de la ciencia ficción. Fue merecedora
del Globo de oro a mejor serie dramática en 1997 y 1998, mientras que Gillian
Anderson fue nominada 4 veces como mejor actriz dramática por su papel como
Dana Scully, ganándolo recién en 1997.
Por su parte, David Duchovny tuvo que conformarse con
ganar solamente el Globo de oro como mejor actor dramático tras haber
sido nominado 3 veces al Emmy por su papel como Fox Mulder y no poder
llevárselo. Finalmente el reconocimiento le llegaría años más tarde al protagonizar la serie “Californication”, cosechandotodo tipo de menciones.
10. El eterno legado “X”
Muchos de los programas que podemos disfrutar ahora en la
“era de dorada de las series de TV” indudablemente tienen grandes influencias de la serie creada por Chris Carter. Desde
la complejidad de sus arcos argumentales hasta el papel fundamental de la
ciencia en las investigaciones forenses. Sin olvidarnos del papel de los
personajes femeninos, que durante los últimos años han tomado mucha mayor
importancia desde la llegada de la agente Scully.
Series como Lost, Fringe, Buffy la cazavampiros,
Supernatural, Dark Skies, Sleepy Hollow, Torchwood, Agents of Shield o
cualquier versión de CSI, tienen en su ADN lo que “Los
Expedientes X” originaron a principios de la década del 90. Pero
es más que seguro que la lista de influencias se irá agrandando en los próximos
años.
Nuestros
calendarios tienen al año 2016 como el retorno de una de las mejores series que
le televisión estadounidense nos supo regalar. Y después de recordar las claves
por las que “The X-Files” llegó a ser lo que fue, sumado a la
calidad de las series de TV en los últimos tiempos, podemos confiar en que este
regreso no se convertirá en algo pasajero y mal recordado. Sólo Mulder y Scully
saben qué tipo de secretos faltan revelar.
Después de muchas interpretaciones fallidas por parte del
cine estadounidense con respecto a nuestro amado “Soccer”, podemos sentirnos
felices de por fin disfrutar de una película que hable con soltura y
conocimiento del mundo del futbol.
“El 5 de Talleres” es la historia del Patón Bonassiolle
(Esteban Lamothe), veterano volante central de Talleres de Remedios de
Escalada, considerado referente dentro y fuera de la cancha por sus compañeros
y su leal hinchada. Un jugador que con sus capacidades de liderazgo como
también su rústica solidez defensiva lo convierten en una pieza clave para
ganar los duros partidos de la primera C, aunque muchas veces sea la causante
de ser expulsado bastante seguido y dejar a su equipo con uno menos. Es así que
después de una de sus habituales expulsiones es suspendido por ocho partidos y
es obligado a tener que perderse casi todo el resto del campeonato.
Todo este tiempo libre sin tener que entrenar lo hacen
reflexionar a sus 35 años y tomar la dura decisión de colgar los
botines. Está claro que el desgaste físico es mucho peor que antes, pero el
principal problema para Bonassiolle es darse cuenta que nunca supo ganarse la
vida de otra manera que no sea jugando a la pelota. Un problema muy común en el
ámbito de los jugadores retirados.
Por suerte el Patón no está solo en esta
nueva etapa. Su novia Ale (Julieta Zylberberg) va a ser la
encargada de brindarle su apoyo incondicional para encarar de la mejor forma la
difícil situación del retiro.
Sin golpes bajos
La nueva película de Adrián Biniez, director de
“Gigante” (2009), conserva mucho de la sutileza narrativa que demostró
en su ópera prima. Una cualidad que se hace notoria a la hora de
retratar de forma orgánica y verosímil el proceso emocional por el que va
transitando el protagonista.
En esta película no hay lugar para los golpes bajos. Los
aciertos y errores forman parte de la naturaleza de los personajes y no de un
guion en el que se le puedan ver los hilos. Dando la sensación que el momento
por el que debe pasar el personaje principal y sus pensamientos en cuanto a eso
son mucho más lógicos de lo que pueden parecer al principio.
Parte de ese encanto se debe gracias a la acertada
interpretación de Esteban Lamothe, que no se destacará por su versatilidad
actoral, pero el método para encarnar al personaje del patón Bonassiolle
le queda perfecto.Complementado por su esposa en la vida real, Julieta
Zylberberg, en la que encuentra una compañera ideal en la difícil tarea de
representar de manera creíble a una pareja con dificultades para entenderse.
Muy pocas veces se puede encontrar el equilibrio dentro del
llamado “costumbrismo” argentino y no caer ni una sola vez en enfatizar
artificialmente los momentos más emotivos. Biniez lo sabe muy bien y
convierte su segundo largometraje en un relato de perseverancia y
autosuperación sin dejar de lado la dinámica narrativa.
A simple vista “El 5 de Talleres” parecerá solamente un
guiño al hincha del futbol, particularmente del ascenso. Pero si le quitamos el
folclore futbolero y las referencias deportivas, nos queda el costado humano de
cualquier persona en busca de rescribir su futuro y solucionar cuentas
pendientes. Y a fin de cuentas eso es más o menos lo que todos
intentamos hacer en nuestro día a día.