“Todas las mentiras conducen a la verdad”
“Redux” (5×01)
La nostalgia está de moda en los últimos tiempos. O probablemente sea la falta de ideas. Yo preferiría pensar que todo lo bueno vuelve, y no lo digo con la intención de convertirlo en un slogan publicitario.
Durante estas últimas semanas, la noticia para todo fanático
de la televisión de los años 90 fue el regreso de la serie de ciencia ficción
que marcó una época y que se materializó como la mayor influencia de todo lo
que se ve actualmente. Que me disculpen los fanáticos de “The Wire” o “Firefly”,
pero La era dorada de las series de TV se la debemos casi
en su totalidad a “Los Expedientes X”.
Allá por mediados de la década del noventa, la
joven serie de FOX se situaba como la alternativa más intelectual a la
descerebrada “El día de la independencia” y la ocurrente “Men
in Black”, ambas protagonizadas por elfresh prince Will Smith. Sin
embargo siempre es necesario aclarar que la serie trataba de algo más que una
simple invasión extraterrestre.
“The X Files” apareció en el momento exacto y con la
temática justa para captar a un público que recién comenzaba a tener contacto
con el Internet y los teléfonos celulares. Era ciencia
ficción, pero no de la más intrincada (Star Trek, Stargate y Babylon 5 cubrían
mejor ese espectro), aunque siempre le dieron principal importancia a la
ciencia dentro de las investigaciones. Sin olvidarse de la química de
sus agentes principales Mulder y Scully, en constante discusión entre lo
empíricamente científico y lo simplemente inexplicable.
Pero todo esto no hubiera sido suficiente para encumbrar a
la serie entre las mejores de la historia, sino fuera por la pasión de sus protagonistas en su agónica cruzada en búsqueda de la verdad.
Las conspiraciones gubernamentales no son algo nuevo y
ciertamente la historia del “hombre que sabía demasiado” no comenzó
con “Los expedientes X” (precisamente Alfred Hitchcock fue el mentor
de ese término). Aunque es inevitable relacionarlas con la gran influencia que
tienen en la vida real, si las comparamos con la fascinación que generan grupos como los
Iluminati o las logias masónicas, con el aura conspirativa que los
caracteriza.
Probablemente gran parte del éxito de “Los
Expedientes X” provenga solo por ser la serie que puso otra
vez en el plano de discusión todo este tipo de teorías incomprobables. Y en la actualidad, con la cantidad de conspiraciones
que se dicen ciertas por internet, afirmar que esta serie nos enseñó sólo a creer
en que la verdad está ahí afuera es quedarse corto.
Claro
que a esta altura es imposible discernir hasta qué punto “The
X-Files” nos influenció a creer en cualquier cosa que leamos por ahí. La
necesidad de desconfiar de todo toma gran relevancia gracias a la
irrupción de las redes sociales, las cuales nos bombardean con información sin chequear, pero compartida por todos como cierta. Y si encima los gobiernos del
mundo no generan ni la menor confianza,tenemos más que suficientes razones
para creer que las conspiraciones a nivel mundial son algo posible.
Algo más en que creer
El personaje de Mulder toma el papel del mártir
creyente casi cercano al género del romanticismo. Dedicando su vida a la
investigación que pruebe la existencia de vida extraterrestre hostil encubierta
por el gobierno de los Estados Unidos, llega al punto de arriesgar su propia vida y la de sus seres queridos. Todo
con el objetivo de encontrar una explicación a sus propios fantasmas, después
de la desaparición de su hermana menor durante la adolescencia.
Pero a pesar de la vida autodestructiva de nuestro héroe, la
serie en todo momento se pone de su lado. Sus sospechas sobre una
conspiración a nivel mundial siempre quedan fundamentadas, dejando todas sus
alucinaciones paranoides reivindicadas al final de cada episodio. Totalmente
opuesto a la actitud de su compañera Scully, que invariablemente será la voz
prudente, el fundamento científico de desde la serie despega para plantear los
casos sin resolver. Y aunque sus explicaciones siempre sean más
verosímiles y sensatas, todos sabemos que el guion va a terminar
premiando la impulsividad de Mulder antes que el raciocinio de Scully.
Indudablemente Mulder es el resultado de una época y a eso se debe a nuestra admiración por su tenacidad. Pero los tiempos cambiaron y nuestra relación con respecto a las
teorías conspirativas y a la gente que las defiende también se fue modificando.
Es así que el potencial de un personaje obsesionado en “busca de la verdad” durante los años 90, ya no es
lo suficientemente novedoso en estos tiempos de esplendor para los antihéroes de
moral discutible.
Teniendo eso en cuenta, y ya con el inminente regreso de la
serie, es necesario que su creador Chris Carter y su equipo de
guionistas tengan más presentes los debates sociales vigentes, para
luego adaptarlos su línea argumental. Esto no quiere decir que se deje de lado el incondicional concepto de “la verdad está ahí afuera” que tanto caracterizó a la
serie, sino que se permita volver a profundizar su interacción con el público
actual y tratar temáticas tales como la ética científica, el poder de
los medios de comunicación o la pena de muerte. Cuestiones que tuvieron
mucho protagonismo en los comienzos del programa, pero que con el tiempo fueron
perdiendo peso en las últimas temporadas. (Probablemente presionados por los conservadores directivos de la cadena FOX)
El esperado regreso de “Los Expedientes X” no
puede volver a basarse en la misma única premisa inicial de la invasión
extraterrestre, atrapada en el tiempo en la que fue originalmente concebida. Porque los tiempos son distintos y porque nosotros necesitamos algo
distinto en qué creer.
Quizás Mulder debería dejar de mirar al cielo y empezar a
mirar con más atención lo que sucede a su alrededor. Es el deseo de un
incondicional seguidor de la serie.
Por Nicolás Feldmann
Artículo publicado originalmente el 14 de Abril de 2015 en Proyectorfantasma.com.ar
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