domingo, 6 de julio de 2014

Las 6 mejores curiosidades sobre “El caballero de la noche”

En los últimos años se ha hablado mucho de “El caballero de la noche”. Desde exhaustivos análisis filosóficos sobre el bien y el mal, hasta innumerables elogios sobre la genialidad que ostenta en definitiva como un excepcional producto de la industria del cine.

Pero a pesar de haber salido hace varios años (su fecha de estreno fue en 2008), todavía existen varias razones para seguir re-descubriendo a una de la mejores, sino es la mejor, película de superhéroes de la historia del cine.

Aquí van algunas de ellas:

1. La elección del nuevo Jack Napier

La interpretación de Heath Ledger como el Guasón (o mejor dicho The Joker) es una de las cosas que hacen de “El Caballero de la noche” una mirada totalmente distinta dentro del universo de Batman.

Pero probablemente el mayor logro está en que por primera vez se intentó modificar el origen hasta hoy algo confuso del villano más emblemático del universo Batman.

Desde la publicación del magistral spin-off “The Killing Joke” del gran Alan Moore (para el que no la leyó aquí la tiene para leer gratis), y luego con la película dirigida por Tim Burton en 1989, se cree que la apariencia del Guasón proviene de las graves heridas ocasionadas tras caer accidentalmente en un depósito de desechos tóxicos.


La versión Nolan en ningún momento habla sobre esto. Es más, la película evita en todo momento dar cualquier dato concreto sobre el origen del Joker y cualquier explicación sobre sus motivaciones. Para agrado de más de un fundamentalista del comic, esto fue totalmente intencionado. Incluso los realizadores mantuvieron esa información en el misterio para ellos mismos. Aunque después obviamente surgieran algunas teorías durante el rodaje.

Una de ellas sostenía que el Joker es en realidad un ex soldado, víctima de un trastorno de estrés postraumático. Y teniendo en cuenta su facilidad para manejar armas de asalto y explosivos, hay que decir que esta explicación tiene bastante lógica.
Además el personaje se muestra mucho más cómodo asesinando a agentes de la ley que a civiles. Muestra de que probablemente sea un ex militar anarquista en contra del régimen establecido.

O también podría ser que el Joker es simplemente un psicópata que disfruta del caos.
A veces la explicación más simple resulta ser la más certera.


2. Un poco de pintura blanca y roja

Lo que no es sabido por todos es que el mismo Heath Ledger fue el encargado de diseñar el aspecto de su personaje. Usando productos que se puedan conseguir en cualquier autoservicio, el actor desarrolló un maquillaje sumamente desprolijo como para darle una imagen más caótica a su representación del guasón.

A Christopher Nolan y sus asistentes les encantó el diseño propuesto por Ledger, e inmediatamente ordenó al staff de maquilladores  recrear exactamente la forma descuidada con la que el actor se maquilló por primera vez.

También fue idea de Ledger que el Joker tuviera las manos manchadas con pintura blanca durante la mayoría de las escenas en las que apareciera.  Siendo más realista que el mismo personaje se pintara el rostro sin tener cuidado a mancharse.


3. Espectacularidad en 3D

Una de las grandes virtudes de “El Caballero de la Noche” son sus espectaculares escenas de acción filmadas con la tecnología IMAX. Los que pudieron verla en su momento en cines 3D sabrán de lo que hablo.

Desafortunadamente para el director Christopher Nolan, estas escenas resultaron un verdadero dolor cabeza para filmar.

En primer lugar, en ese momento solo existían cuatro cámaras IMAX en el mundo, además de que eran gigantescas para trasladar y muy ruidosas para utilizarlas. Entonces tuvieron que construir sets especiales para estas escenas y doblar todos los diálogos en postproducción porque el ruido de las cámaras se superponía con las voces de los actores. 
Lo peor de todo fue que una de esas costosas cámaras fue destruida durante el rodaje de una de las grandes persecuciones de la película.



La tecnología del 3D fue avanzando con el tiempo hasta hoy, pero hay que destacar que la segunda parte de la trilogía de Nolan fue pionera en el campo de las tres dimensiones.


4. Sin murciélagos

“The dark Knight” fue la primera película de Batman sin la dichosa palabra “Batman” en su título. Pero lo quizás no se vea a simple vista es que es la primera película de Batman sin murciélagos. Ni vivos, ni por computadora.

Probablemente tuvieron que ahorrar presupuesto después de haber roto una de esas costosas cámaras IMAX.


5. Batman 2.0

La tecnología 3D no fue la única innovación que se vio en la segunda película del vengador nocturno de Gotham, sino que uno de los cambios más importantes se vio en su traje. Durante las tantas versiones del batitraje, desde la primera de Tim Burton en el 89, pasando por la versión edulcorada de Val Kilmer, hasta los nefastos “batipezones” de George Clooney, no se vieron muchos cambios en el diseño.

Pero la modificación más importante que se vio en la vestimenta del Batman de Nolan fue darle al justiciero la capacidad de primera vez girar la cabeza.

Es muy curioso ver ahora las entregas de Batman protagonizadas por Michael Keaton, y darse que cuenta que el hombre murciélago debía girar todo su cuerpo para poder mirar a los costados, dando la sensación de que sufría una de las peores contracciones musculares en la zona del cuello.

Ahora es muy fácil decirlo, pero tuvieron que pasar casi veinte años (19 años más precisamente) para que Batman pudiera hacer algo tan natural como girar la cabeza.


6. Los beneficios de ser Batman (y de ser millonario)

Es sabido que Bruce Wayne (o Bruno Diaz) es un adinerado filántropo al cual no le importa gastar dinero en cualquier cosa que se le ocurra. Entre otras cosas, el alter-ego del hombre murciélago viste la mejor ropa, vive en una mansión y maneja los mejores autos.

Y es que cuando el bueno de Bruno no se pasea de noche combatiendo el crimen en su batimóvil, casualmente recorre la ciudad de Gotham en un Lamborghini Murciélago.

O por lo menos así se lo pudo ver a Christian Bale en algunas escenas de la película.

Dato menor, pero curioso al fín.


Bonus track

7. El día que Batman llegó a Turquía

Probablemente ni el más sabio profesor geografía podría saber que existe una ciudad en Turquía llamada Batman. Bueno en realidad se pronuncia “Botman” pero se entiende igual.

Alla por el año 2008, año del estreno de “The Dark Knight”, el alcalde de esta ciudad de nombre tan peculiar intentó demandar a la Warner Bros por utilizar el nombre de Batman sin el copyright necesarioY si esto no era poco, la demanda también acusaba a la película de haber incrementado la tasa de criminalidad en la población.


Como seguramente se podrán imaginar la demanda fue desestimada y nunca más se volvió a escuchar de los reclamos del alcalde de Batman, o Botman como dirían los turcos.




Por Nicolás Feldmann

Artículo publicado originalmente el 2 de Julio de 2014 en Proyectorfantasma.com.ar

Crítica: Buenos Vecinos (2014)

País: Estados Unidos
Dirección: Nicholas Stoller
Guion: Andrew J. Cohen, Brendan O’Brien
Elenco: Seth Rogen, Zac Efron, Rose Byrne, Dave Franco, Lisa Kudrow, Ike Barinholtz, Christopher Mintz-Plasse, Halston Sage
Fotografía: Brandon Trost
Música: Michael Andrews
Duración: 97 minutos

Desde hace un tiempo que el británico Nicholas Stoller es uno de los grandes referentes de la nueva comedia estadounidense, basada principalmente en jóvenes adultos con problemas para madurar.

Como se pudo ver en “Forgetting Sarah Marshall” (2008) y en consecuencia su spin-off “Get Him to the Greek” (2010), Stoller se maneja con bastante comodidad entre personajes lo suficientemente patéticos como para ser queribles.

Básicamente “Buenos Vecinos” repite una vez más la conocida formula de los vecinos en guerra que tanto le gusta a Hollywood mostrarnos en sus productos.

En esta ocasión Seth Rogen y la australiana Rose Byrne son Mac y Kelly, los clásicos padres primerizos en busca de normalizar su vida entre tantos pañales y pocas horas de sueño.
Algo atolondrados en su forma de ver la paternidad pero totalmente embobados con su pequeña hija de pocos meses.

Pero la aparente tranquilidad se ve totalmente interrumpida cuando lo que parecía ser una adorable pareja gay mudándose a la casa de al lado, resulta ser una parva de adolescentes descontrolados con el único objetivo de emborracharse y hacer fiestas maratónicas.

Al principio la relación entre vecinos comienza de forma bastante diplomática, con la pareja pidiendo por las buenas que bajen un poco el volumen e intentando empatizar con ellos. Luego con llamado a la policía incluido.

Pero esta falta tan grave a los “códigos” es lo que termina de convertir a los líderes de este grupo de inadaptados (Zac Efron y Dave Franco) en los peores enemigos con los que Mac y Kelly se podrían enfrentar.

Desde ese momento la película se convierte en una serie de enfrentamientos entre ambos bandos, que como en cualquier comedia generará todo tipo de enredos y víctimas de las tácticas de batalla más disparatadas que se les puedan ocurrir.


En estas situaciones es cuando “Buenos Vecinos” cumple con su cometido. Apelando al total delirio de algunas de sus escenas y siempre al servicio del humor absurdo. Si es que pasamos por alto la obviedad del estereotipo de los estudiantes estadounidenses adictos a las fiestas descontroladas.


Y si además se vale de incluir distintas meta referencias al cine (mención aparte el concurso de imitaciones de Robert De Niro) podemos decir que a pesar de lo poco original de la premisa inicial, es el ojo de Stoller el que hace que la película se destaque aunque sea un poco de la mayoría de los estrenos norteamericanos.

Solo cuando la irreverencia de sus chistes deja lugar a reflexiones más personales sobre las responsabilidades adultas y las diferentes etapas de la vida, es cuando el humor ya de por sí bastante zafado decae en risas y se parece más a los últimos bodrios de Adam Sandler.

Pero por suerte la mayor parte del film funciona con bastante soltura. Gracias a Seth Rogen que nuevamente es el eterno inmaduro perdedor que tan naturalmente sabe interpretar y la grata sorpresa que significa Zac Efron en una versión totalmente paródica de lo que él representa como ex galán de Disney.

Existen otros grandes nombres en el elenco pero que lamentablemente no resaltan como uno hubiera deseado. Puntualmente una deslucida Lisa Kudrow que tranquilamente en su papel de decana de la universidad a la que asisten los ruidosos estudiantes, podría haber demostrado una vez más su gran talento para la comedia.

“Buenos Vecinos” sigue la misma línea de espectacularidad que “This is the end” (del mismo Seth Rogen) y el último referente en cuanto a películas de estudiantes descontrolados “Proyecto X”. Apostando por el conjunto de fiestas con drogas blandas, cantidades industriales de alcohol y algunos chistes al límite de lo escatológico como el mayor sostén de su comicidad.

No será particularmente original ni sorprendente, pero es indiscutible que la última obra Nicholas Stoller derrocha simpatía por los cuatro costados.




Reseña publicada originalmente el 26 de Junio de 2014 en Cinefilia.tv

Crítica: Un Château en Italie (2012)

País: Francia/Italia
Dirección: Valeria Bruni Tedeschi
Guión: Valeria Bruni Tedeschi, Noémie Lvovsky, Agnès de SacyReparto: Louis Garrel, Valeria Bruni Tedeschi, Xavier Beauvois, Filippo Timi, Marisa Borini.
Música: Elise Luguern
Fotografía: Jeanne Lapoirie


Una de las cualidades que se le puede aplicar a la nueva ola del cine francés, es la vital importancia que se le da a la palabra como forma de reforzar la naturalidad de sus personajes. Generalmente reflejada en el caos personal que atraviesan sus protagonistas y la solitaria condición humana de la sociedad moderna.

Abarcando una gran parte de estas características, la actriz y directora Valeria Bruni-Tedeschi profundiza una vez más en la inspiración autobiográfica (mejor dicho autoficción según ella) de sus trabajos anteriores, para la realización de Un Château en Italie”.

Nominada a la palma de oro en el festival de Cannes del año pasado y formando parte de la competencia internacional del pasado BAFICI, la cinta de Bruni Tedeschi cuenta la historia de Louise, una ex actriz un poco perdida y siempre al borde de la histeria, que tras la muerte de su padre se ve obligada junto a su adinerada familia a deshacerse del castillo en donde viven.

Por si fuera poco su hermano Ludovic, con el que mantiene una relación muy estrecha, es enfermo de sida. Esto no hace más que profundizar la crisis existencial de la protagonista al verse todavía soltera y sin hijos, cuestionando la fragilidad de la vida y lo poco que aprovechó la suya.


En este momento de debilidad conoce a Nathan (Louis Garrell, ex pareja en la vida real de Bruni Tedeschi), un hombre veinte años menor que ella, con el cual comienza una relación y le confía todos sus traumas y conflictos.
La historia se divide en tres estaciones (invierno, primavera y verano) a modo de capítulos, denotando de forma ágil y simbólica el paso del tiempo en la relación de pareja y la progresión de la enfermedad de su hermano, el cual se va deteriorando lentamente pero sin perder su fuerte carácter dominante sobre su familia.

Desde el punto de vista visual "Un Château en Italie" es impecable, destacándose decorados potenciados por la luz natural de las locaciones francesas e italianas.

Por otro lado la película cambia constantemente de tono y de género, siempre manteniéndose entre el drama y la comedia. Pero nunca pierde ese encanto romántico y autentico, generando la sensación de que Bruni Tedeschi, como realizadora y protagonista, se entrega completamente a su creación.

A su vez, al transcurrir entre Francia e Italia, la ductilidad de los actores principales de representar dos idiosincrasias tan distintas más allá del idioma, le da a la película la impronta de dos de los cines más importantes de la industria. Combinando la proyección física y emocional del actor italiano con la poética de los diálogos del cine francés.

Tampoco pasan inadvertidos los guiños al público más añejo, como la inclusión de “Viva la pappa col pomodoro” de Rita Pavone (y con clip incluido en los créditos) o la pequeña participación del legendario actor egipcio Omar Sharif.
Estos son detalles que suman a cualquier película.

Ante tantas cualidades, probablemente “Un Château en Italie” pueda pecar de ser algo dispersa en determinados momentos, pero como se pudo ver en su anterior película Actrices”, Bruni Tedeschi sabe narrar de manera atractiva sus vivencias pero a su vez convertir esas emociones en algo universal para el público.

Una muy buena alternativa tanto para el amante del cine francés, como para el espectador ocasional que gusta de una buena historia.





Reseña publicada originalmente el 21 de Junio de 2014 en proyectorfantasma.com.ar

Crítica: Enemy (2013)

País: Canadá/España
Dirección: Denis Villeneuve.
Guión: Javier Gullón, basado en la novela de José Saramago.
Elenco: Jake Gyllenhaal, Mélanie Laurent, Sarah Gadon e Isabella Rossellini.
Fotografía: Nicolas Bolduc.
Música: Danny Bensi y Saunder Jurriaans.
Duración: 90 minutos

Tras demostrar su talento en “La sospecha”, el director canadiense Denis Villeneuve vuelve acompañado de (¿su actor fetiche?) Jake Gyllenhaal para reafirmar que los simbolismos son su fuerte a la hora de hacer cine.

Basada en la novela “El hombre duplicado” de José Saramago, Villeneuve reinterpreta en este thriller psicológico el eterno problema de la identidad personal y el concepto del doble. Representado aquí en el encuentro de dos seres humanos completamente iguales en apariencia pero rotundamente opuestos en personalidad.

“El caos es un orden por descifrar” comienza diciendo la película.
Probablemente en un intento de darle una explicación a la serie de interpretaciones que de seguro quedarán patentes después de los créditos finales.

Rápidamente se nos presenta a Adam Bell (Jake Gyllenhaal), un rutinario profesor de historia sumido en un aparentemente continuo estado de depresión.
A pesar de esto, Adam se encuentra en pareja con su novia Mary (Mélanie Laurent). Aunque esta relación no pase de ser meramente justificada por el deseo.

Pero todo cambia cuando una noche, mirando una película al pasar, el protagonista descubre en segundo plano a un actor exactamente igual que él (también Jake Gyllenhaal).

Sorprendido por el hallazgo, al principio la curiosidad es lo que lo motiva a buscar la manera de contactarse con su igual. Llegando a rastrear su dirección y hasta haciéndose pasar por su doble frente a todos sus conocidos, incluyendo la esposa embarazada de este (Sarah Gordon).

Luego de algunas situaciones incómodas, finalmente los dos (llamémosle clones) logran verse las caras. Sin embargo esto significa el comienzo de una obsesión mutua que terminará involucrando también a sus respectivas parejas.

De esta manera Villeneuve consigue retratar a dos personajes tan parecidos como incompatibles en busca de su propia identidad. Demostrando que la puja de uno sobre otro pone en juego una especie de equilibrio existente entre los dos opuestos. Y probablemente desencadenando el caos mencionado en la frase inicial de la película.

Más allá de lo enigmático de la premisa inicial, la historia se encuentra plagada de abstracciones, de pistas que hacen que el espectador sea el encargado de buscar la razón del conflicto de estos dos iguales a simple vista.

Los simbolismos del director también se dejan ver a partir de la clara influencia de la cinematografía de Lynch o Cronenberg, y por qué no también la de Kubrick en “Ojos bien cerrados”.

Aunque probablemente lo que más destaque sea la cuidada fotografía, que sumada a la acertada música incidental, aporta a que el clima de tensión y paranoia se mantenga hasta el final. Haciendo mención aparte de la actuación de Jake Gyllenhaal, que aprovecha la oportunidad de lucimiento y no decepciona poniéndose en la piel de los dos personajes principales.

“Enemy” es una propuesta interesante dentro de los estrenos semanales. Es una de esas películas que dejan mucha tela para cortar después del final. Y en el mejor de los casos, candidata a ser vista más de una sola vez.




Reseña publicada originalmente el 16 de Junio de 2014 en Cinefilia.tv

Crítica: Edge of Tomorrow (2014)

País: Estados Unidos/Australia
Dirección: Doug Liman.
Guión: Christopher McQuarrie, Jez Butterworth y John-Henry Butterworth.
Reparto: Tom Cruise, Emily Blunt, Brendan Gleeson, Bill Paxton, Jonas Armstrong, Tony Way.
Música: Christophe Beck.
Duración: 113 minutos.

Al mejor estilo de su última película “Oblivion”, Tom Cruise regresa a la ciencia ficción y en el papel de héroe de acción que ya lo tiene acostumbrado. Porque si de algo se dio cuenta el actor de“Misión Imposible”, es que poniendo su gran sonrisa de comercial de pasta dental tiene a la industria cinematográfica a su favor.

De todas formas, la sorpresa para más de uno es que “Al filo del mañana” no queda solamente en lo anecdótico de representar otra de tantas invasiones extraterrestres. Es más, en momentos su argumento lleno de momentos de acción y vericuetos temporales atrapa y bastante.

Siendo basada en la novela japonesa “All You Need is Kill”, esta reinterpretación hollywoodense tiene muy en cuenta su rol de superproducción, y apuesta por todo para lograr un producto lo más rentable posible.

El comienzo el film plantea un zapping entre diferentes noticieros internacionales para explicar el contexto de la historia: En un futuro cercano, la Tierra se encuentra invadida por una mortífera raza de extraterrestres de apariencia similar a los calamares.

El pronóstico es desalentador. Los ejércitos nada pueden hacer frente los letales ataques de los invasores y claramente es cuestión de tiempo para que la extinción humana sea una realidad.

Ante tal emergente necesidad de soldados en el frente, el oficial William Cage (Cruise) es degradado y enviado a luchar, a pesar de no contar con ningún tipo de entrenamiento ni de experiencia en combate. Y como cabría esperar, inevitablemente él es uno de los primeros en caer.

Sin embargo el destino le depara una sorpresa. En vez de morir, Cage despierta exactamente un día antes pero con todos los recuerdos de lo sucedido. Y así cada vez que muere en el campo de batalla. (Recurso conocido para el que vio la clásica “El día de la marmota” o la más reciente “8 minutos antes de morir”)

De esta manera el protagonista ira dejando de lado la incertidumbre inicial, para empezar sacar provecho de la habilidad de vivir cada experiencia más de una vez.

Además contará con la ayuda de la aguerrida Rita Vrataski (Emily Blunt), una férrea veterana de guerra que por cuestiones del argumento también experimentó anteriormente el poder del revivir constantemente el mismo día. Junto a ella se valdrán de la prueba y error para ir sorteando cada vez más obstáculos en su búsqueda por salvar el planeta.

La película se destaca en las intensas escenas de acción. Representando de forma muy creíble el caos bélico en el que se encuentran envueltos los personajes.

A su vez la claridad de la imagen en esos momentos es más destacable aún, si tenemos en cuenta que la mala iluminación y el vicio de la cámara en mano es lo que predomina generalmente en este tipo de producciones.

En la misma línea Tom Cruise cumple en su papel de héroe circunstancial y llega a formar una buena dupla con Emily Blunt, una actriz algo subestimada a pesar de haber demostrado en bastantes ocasiones su versatilidad.

Asimismo hay que remarcar que si bien existe un interés romántico entre los dos personajes principales, por suerte ocupa el lugar justo en pantalla y no quita importancia al tema central de la película que es la invasión alienígena.

En pocas palabras, “Al filo del mañana” tiene como mayor atractivo una narrativa inteligente y sin vueltas ideal para los amantes de la ciencia ficción. Que podrá ser tildada de pochoclera por sus abundantes escenas de acción. Pero dentro de las propuestas más comerciales, se puede considerar uno de los mejores referentes de este año.





Reseña publicada originalmente el 12 de Mayo de 2015 en bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com.ar

Crítica: X-Men: Days of Future Past (2014)

País: Estados Unidos
Dirección: Bryan Singer
Guion: Simon Kinberg, Matthew Vaughn, Jane Goldman, Bryan Singer (Argumento)
Basada en "Días del futuro pasado" de Chris Claremont y John Byrne
Reparto: Hugh Jackman, Patrick Stewart, Ian McKellen, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Peter Dinklage.
Música: John Ottman
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Duración: 131 minutos


Las películas de superhéroes muchas veces son tildadas de demasiado superficiales cuando se las compara con otros géneros más experimentales del cine. Y es que tampoco se esmeran en ocultar que su mayor motivación es la de tener arrasadoras cifras en taquilla por sobre una mayor profundidad en su argumento.

Pero es curioso ver que de a poco, estos tanques liderados por Marvel intentan ir un poco más allá de la acción pura y dura. Y este es el caso de la nueva entrega de los X-Men.

Dejemos en claro que ni por asomo llega a la excelencia que supo demostrar Christopher Nolan haciéndose cargo del personaje de Batman. Pero si llega a diferenciarse de películas del mismo género, tales como “Thor”, que como único atractivo apostaban por los vistosos efectos especiales.

“X-Men: Days of the Future Past” marca el regreso de Bryan Singer a la saga de los mutantes. El director, más recordado por la clásica “Los sospechosos de siempre”, fue en su momento el encargado de dirigir las primeras dos partes de la trilogía original, allá por principios del 2000.

Y su influencia dio pie a que para esta ocasión, se unieran los elencos de las entregas dirigidas por el propio Singer, y el de la nueva precuela estrenada en 2011.

De esta manera, los ya míticos Ian McKellen y Patrick Stewart vuelven a ponerse en la piel deMagneto y el profesor Charles Xavier; Los cuales han solucionado sus diferencias y se han unido frente a un peligro mayor, representado por gigantescos robots (llamados aquí centinelas) programados para eliminar cualquier ser humano con poderes mutantes.

 
Para enfrentar esta mortal amenaza, deben regresar al pasado, más específicamente a la década del 70, para evitar que un científico llamado Bolivar Trask (el siempre talentoso Peter Dinklage) logre construir estas letales máquinas de matar. Y el encargado de realizar tal ardua tarea es Wolverine (sinónimo de Hugh Jackman), quien deberá encontrarse con los alter egos de Magneto y Xavier (Fasbender y Mcavoy) y lograr que lo ayuden en esta 
cruzada antes de que sea demasiado tarde.

Con un guion sólido y mucha acción, se logra mantener un ritmo vertiginoso durante la mayor parte del film. Utilizando de forma acertada el carisma con el que cuentan los personajes para conseguir una historia bien hilvanada y plagada de referencias a los seguidores del comic.

Aunque también si uno intenta sobre analizar un poco el argumento, es posible que se puedan encontrar algunas analogías entre los llamados centinelas encargados de eliminar a los mutantes y la segregación racial en pleno apogeo de la guerra fría y el final de la guerra de Vietnam. Esto es algo que la historieta original siempre se encargó de hacer alusión.

De más está decir que los efectos especiales tienen un rol preponderante en la experiencia del film, pero también hay que destacar la elección de Peter Dinklage en el papel del villano, que claramente se encuentra muy cómodo en este tipo de papeles, considerando su gran exposición en la serie“Game of Thrones”.

Cada película tiene que ser vista de manera diferente, teniendo en cuenta lo que pretende dar. Desde el principio la nueva entrega de los X-Men no intenta ser algo más que un film de superhéroes, con mucha espectacularidad y una historia con tintes de ciencia ficción.
Por este motivo la recomendación dependerá principalmente del gusto del espectador por este tipo de películas.

Aunque viéndolo desde un punto de vista más integral “X-Men: Days of Future Past” revitaliza con éxito un género que se encontraba algo bastardeado últimamente.


El que sea seguidor de la saga de los mutantes puede quedarse tranquilo que hay X-Men para rato.




Reseña publicada originalmente el 1 de Junio de 2014 en Cinefilia.tv

Crítica: Aire Libre (2014)

Origen: Argentina, Uruguay

Dirección: Anahí Berneri

Reparto: Celeste Cid, Leonardo Sbaraglia, Máximo Silva, Fabiana Cantilo, Marilu Marini
Guión: Anahí Berneri y Javier van de Couter
Duración: 95 minutos


Las crisis de pareja no son un fenómeno relativamente nuevo. Pero si es verdad que son una característica bastante común en las relaciones familiares de la actualidad.
Con esta idea en mente, la directora Anahí Berneri concibe un drama de apariencia costumbrista pero con una principal atención en los detalles. Esos momentos que a simple vista pueden pasar desapercibidos pero que en su conjunto ayudan a crear una mayor riqueza en el mensaje que se quiere dar.


Esta no es la primera vez que la directora demuestra su magistral capacidad para retratar a personajes cotidianos pasando por momentos complicados de su vida.

Ya en “Por tu culpa” (2010), Berneri nos presentaba a una madre incapaz de poner límites a sus hijos, dando a entender que los mayores dramas suceden puertas adentro.

Pero hablamos puntalmente de “momentos” porque este film se tiene que entender de esa manera. Como un pequeño fragmento dentro de la vida los personajes y no como una historia con principio y final.

Lucía y Manuel (Celeste Cid y Leonardo Sbaraglia) son un matrimonio joven marcado por el estrés de la rutina y las presiones laborales. Razones que claramente generan un constante clima de reproches y peleas que no solamente envuelven a la pareja en un estado de crisis, sino que repercuten directamente en el comportamiento caprichoso de su hijo de siete años.
En busca de mayor tranquilidad para poder unir a la familia, ambos apuestan por construir una casa más grande a las afueras de la Capital Federal. Pero la agotadora mudanza no hace más que profundizar la distancia que ya de por sí venía acarreando la relación.

Rápidamente Lucía y Manuel comienzan a funcionar como divorciados, a pesar de que la separación nunca se haga pública. Y es entre esas idas y vueltas que aprovechan para sacar a relucir todos sus problemas a través de comentarios irónicos y una latente violencia doméstica.


La película transcurre en una permanente atmósfera familiar de tensión. Prácticamente sin musicalización, la directora decide hacer hincapié en el silencio y la reflexión de los personajes que observan abatidos cómo se van distanciando como pareja.


De esta manera Anahí Berneri ofrece una mirada visceral y realista sobre las relaciones humanas, gracias al inmejorable trato que le da temáticas como la infidelidad y el deseo.

Sin olvidar las excelentes interpretaciones de Celeste Cid y Sbaraglia, que a su vez demuestran una notable química frente a cámara.


Otra importante mención es la de Máximo Silva como el hijo del matrimonio, que pesar de su corta edad logra interpretar con solvencia un papel bastante delicado teniendo en cuenta la temática del film.

“Aire libre” es solamente un fragmento dentro de un proceso mucho más largo. El origen de los problemas que enfrenta esta familia podría deberse a infinidad de factores. Pero es papel del espectador sacar sus propias conclusiones sobre las razones que originaron esta crisis, y a su vez predecir lo que sucede después del final intencionadamente abierto.


En un año que viene algo irregular en cuanto a producciones nacionales, “Aire libre” es una de esas propuestas que ponen en lo más alto al cine argentino.




Reseña publicada originalmente el 25 de Mayo de 2014 en bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com.ar

Crítica: Mary is Happy, Mary is Happy (2013)

Pais: Tailandia 
Dirección y guión: Nawapol Thamrongrattanarit
Reparto: Patcha Poonpiriya, Chonnikan Netjui
Música: Somsiri Sangkaew
Duración: 127 min
Año: 2013

No quepa dudas de que el cine es un reflejo de la sociedad. A medida que nuestro estilo de vida depende aún más de las nuevas tecnologías, es indudable que el cine no se iba a mantener al margen de este nuevo fenómeno de las redes sociales como grandes influencias para con las relaciones humanas.

Pero teniendo en cuenta lo anterior, no deja de sorprender el audaz recurso del tailandés Nawapol Thamrongrattanarit al realizar una película basándose íntegramente en las reflexiones de una adolescente anónima en Twitter.

La película nos narra la historia de Mary, una chica (algo aniñada) de 17 años que está cursando su último año de la escuela secundaria.

Transitando puntualmente el último semestre de clases y con todo lo que eso implica, la cabeza de Mary se reparte entre la incertidumbre en cuanto su futuro luego de terminar la escuela y su nueva vocación como fotógrafa a cargo del anuario de su curso.

Todo esto, siempre acompañada por su mejor amiga y confidente Suri, que funciona como cable a tierra en sus momentos de mayor inseguridad.

El director recurre a una narración dividida en pequeñas situaciones, utilizando los 140 caracteres del Twitter a modo de título para cada momento en la vida de Mary, como si de un collage se tratara. Explorando de manera bastante imaginativa la vida de esta chica a partir de sus más profundos deseos, como también a partir de sus propias contradicciones.

De esta manera los tuits funcionan más bien como ideas a mitad de camino. Favoreciendo a que la película mantenga una impronta divertida para contar una historia que no duda en tomarse su tiempo para abarcar temas de lo más complejos como el amor y la amistad. Todos desde la óptica de la misma protagonista.

“Mary is Happy, Mary is Happy” pone en evidencia de alguna forma la construcción de la llamada“identidad virtual” que tenemos en la actualidad. Llegando en algunos casos a utilizar Facebook o Twitter como único medio para relacionarnos y eventualmente como método para hacer catarsis.
Demostrando que las redes sociales vienen a cumplir el rol que antes cumplía el psicólogo.

La película del tailandés Thamrongrattanarit se convierte en una propuesta valiosa dentro del cine. Apostando por reinventar el lenguaje cinematográfico a través de las nuevas tendencias y proponiendo nuevas maneras de contar historias.


Historias que a pesar de que provengan de un lugar tan lejano como es Tailandia, pueden traducirse a algo mucho más universal como lo son los “pequeños” problemas que todos tuvimos cuando fuimos adolescentes.




Reseña publicada originalmente el 22 de Mayo de 2014 en Cinefilia.tv

Crítica: Muerte en Buenos Aires (2014)

Dirección y guión: Natalia Meta
Elenco: Demián Bichir, Chino Darín, Mónica Antonópulos, Carlos Casella, Hugo Arana, Humberto Tortonese, Emilio Disi
Vestuario: Valentina Meta
Escenografía: Mariela Rípodas
Fotografía: Rolo Pulpeiro
Música: Daniel Melero
Duración: 94 min


Hace bastante que se venía escuchando de “la película del chino Darín”. Su campaña de marketing y su promoción en bastantes programas de televisión, cumplían de manera perfecta con la expectativa que la ópera prima de Natalia Meta podía generar.

Ya de por si contando con un elenco de nombres célebres y una serie de tráilers prometiendo mucha acción e intriga, además de una sorprendente recreación de la década de los 80 porteños, llega a los cines “Muerte en Buenos Aires” afirmando una vez más que no todo lo que brilla… es una buena película.

Como dictan las reglas de casi todos policiales, la historia comienza con un asesinato. La víctima es “Copito” Alcorta, referente de las más altas esferas de la aristocracia porteña y asiduo recurrente de la noche gay en Buenos Aires.

Teniendo en cuenta la delicadeza del caso, el experimentado y algo estereotipado inspector Chávez (Demián Bichir) y su provocativa ayudante Dolores (Antonópulos) serán los encargados de darle un cierre al caso lo antes posible y así no generar más problemas a la “honorable” familia de la víctima.

En la escena del crimen se encuentran con el principiante agente Gómez (Chino Darín), el cual expresa un claro interés por el hecho y pide rápidamente colaborar durante la investigación.

La búsqueda de pistas los llevara a introducirse en lo más profundo de la movida nocturna homosexual. Más precisamente en el boliche “Manila”, regenteado por un peligroso mafioso(Tortonese) que los ayudará a dar con el principal sospechoso, un performer llamado Kevin que casualmente era el amante de la víctima (Carlos Casella).

Tras una pequeña persecución fallida, el trío principal decide que la mejor manera de continuar la investigación es enviando a Gómez a seducir al sospechoso y así lograr la potencial confesión del asesino.

De esta manera “Muerte en Buenos Aires” pretende crear un aura de suspenso en cuanto a la identidad del asesino, pero siempre a partir de un argumento que nunca llega a ser del todo creíble. Prefiriendo hacer más hincapié en la tensión sexual que existe entre el inexperto agente Gómez y el tosco inspector Chávez. (¿Será casualidad el homónimo con Julio Chávez?)

Precisamente la escena más inverosímil es la que más se publicita en los trailers y es la que ocurre en Diagonal Sur mientras una manada de caballos corre por una Buenos Aires desierta y sin signos de alerta por parte de los autos que transitan a unas cuadras.

Por otro lado, dentro del ámbito actoral, la película se llevaría todas las fichas para ser un éxito. Pero lamentablemente es ahí donde surge otra de sus grandes contradicciones. Y no porque no haya talento entre sus nombres.

Comenzando con el prestigioso Demián Bichir, el mismo que interpretó a Fidel Castro en la biopic del Che Guevara dirigida por Steven Soderberg, que hace lo imposible para parecer porteño a la par de sus compañeros pero fracasando rotundamente. Dando como resultado un extraño acento entre el mexicano y el italiano.

Otro caso es el de Mónica Antonópulos como la ayudante de Chávez, que comienza como un personaje fuerte y decidido pero que lentamente se va desdibujando a la vez que el argumento se va enredando con sus propias subtramas.

Generalmente no soy partidario de criticar a los actores. Pero si una actuación hace que la atención se centre más en su forma de interpretar y no en la historia, hay algo que no está funcionando.

Como puntos a favor se destacan Carlos Casella como el amante de la víctima y principal sospechoso y Humberto Tortonese como el dueño de uno de los boliches gay que visitan los protagonistas.

Ambos personajes son lo más representativo del destape de fines de los ochenta que se trató de recrear. Por esta razón, no deja de ser una pena que no profundizaran más en estos personajes, que justamente son lo más rescatable de la película.

Probablemente el que más se estaba arriesgando era el Chino Darín, teniendo en cuenta que este era su debut. Pero por lo general mantiene una interpretación correcta y puntualmente en la última mitad demuestra que con una buena dirección tiene un futuro prometedor en el cine argentino.

“Muerte en Buenos Aires” dista mucho de ser la película que pretendía ser. Pero a pesar de todas sus falencias, hay que subrayar el gran despliegue de producción encargado de generar esa ambientación ochentosa que resulta impecable por donde se la mire.

Los detalles como la musicalización al mejor estilo Virus a cargo de Daniel Melero y la inclusión de hechos característicos de la época como los cortes de luz programados, hacen pensar que el resultado final podría haber sido mucho mejor de lo que fue.

Realmente es una lástima que un film que lo tenía todo para ser para ser una de las mejores producciones del año, se convierta en una parodia de sí mismo por una serie de malas decisiones.




Reseña publicada originalmente el 17 de Mayo de 2014 en Cinefilia.tv