domingo, 6 de julio de 2014

Crítica: Buenos Vecinos (2014)

País: Estados Unidos
Dirección: Nicholas Stoller
Guion: Andrew J. Cohen, Brendan O’Brien
Elenco: Seth Rogen, Zac Efron, Rose Byrne, Dave Franco, Lisa Kudrow, Ike Barinholtz, Christopher Mintz-Plasse, Halston Sage
Fotografía: Brandon Trost
Música: Michael Andrews
Duración: 97 minutos

Desde hace un tiempo que el británico Nicholas Stoller es uno de los grandes referentes de la nueva comedia estadounidense, basada principalmente en jóvenes adultos con problemas para madurar.

Como se pudo ver en “Forgetting Sarah Marshall” (2008) y en consecuencia su spin-off “Get Him to the Greek” (2010), Stoller se maneja con bastante comodidad entre personajes lo suficientemente patéticos como para ser queribles.

Básicamente “Buenos Vecinos” repite una vez más la conocida formula de los vecinos en guerra que tanto le gusta a Hollywood mostrarnos en sus productos.

En esta ocasión Seth Rogen y la australiana Rose Byrne son Mac y Kelly, los clásicos padres primerizos en busca de normalizar su vida entre tantos pañales y pocas horas de sueño.
Algo atolondrados en su forma de ver la paternidad pero totalmente embobados con su pequeña hija de pocos meses.

Pero la aparente tranquilidad se ve totalmente interrumpida cuando lo que parecía ser una adorable pareja gay mudándose a la casa de al lado, resulta ser una parva de adolescentes descontrolados con el único objetivo de emborracharse y hacer fiestas maratónicas.

Al principio la relación entre vecinos comienza de forma bastante diplomática, con la pareja pidiendo por las buenas que bajen un poco el volumen e intentando empatizar con ellos. Luego con llamado a la policía incluido.

Pero esta falta tan grave a los “códigos” es lo que termina de convertir a los líderes de este grupo de inadaptados (Zac Efron y Dave Franco) en los peores enemigos con los que Mac y Kelly se podrían enfrentar.

Desde ese momento la película se convierte en una serie de enfrentamientos entre ambos bandos, que como en cualquier comedia generará todo tipo de enredos y víctimas de las tácticas de batalla más disparatadas que se les puedan ocurrir.


En estas situaciones es cuando “Buenos Vecinos” cumple con su cometido. Apelando al total delirio de algunas de sus escenas y siempre al servicio del humor absurdo. Si es que pasamos por alto la obviedad del estereotipo de los estudiantes estadounidenses adictos a las fiestas descontroladas.


Y si además se vale de incluir distintas meta referencias al cine (mención aparte el concurso de imitaciones de Robert De Niro) podemos decir que a pesar de lo poco original de la premisa inicial, es el ojo de Stoller el que hace que la película se destaque aunque sea un poco de la mayoría de los estrenos norteamericanos.

Solo cuando la irreverencia de sus chistes deja lugar a reflexiones más personales sobre las responsabilidades adultas y las diferentes etapas de la vida, es cuando el humor ya de por sí bastante zafado decae en risas y se parece más a los últimos bodrios de Adam Sandler.

Pero por suerte la mayor parte del film funciona con bastante soltura. Gracias a Seth Rogen que nuevamente es el eterno inmaduro perdedor que tan naturalmente sabe interpretar y la grata sorpresa que significa Zac Efron en una versión totalmente paródica de lo que él representa como ex galán de Disney.

Existen otros grandes nombres en el elenco pero que lamentablemente no resaltan como uno hubiera deseado. Puntualmente una deslucida Lisa Kudrow que tranquilamente en su papel de decana de la universidad a la que asisten los ruidosos estudiantes, podría haber demostrado una vez más su gran talento para la comedia.

“Buenos Vecinos” sigue la misma línea de espectacularidad que “This is the end” (del mismo Seth Rogen) y el último referente en cuanto a películas de estudiantes descontrolados “Proyecto X”. Apostando por el conjunto de fiestas con drogas blandas, cantidades industriales de alcohol y algunos chistes al límite de lo escatológico como el mayor sostén de su comicidad.

No será particularmente original ni sorprendente, pero es indiscutible que la última obra Nicholas Stoller derrocha simpatía por los cuatro costados.




Reseña publicada originalmente el 26 de Junio de 2014 en Cinefilia.tv

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