martes, 30 de septiembre de 2014

Crítica: Escape from Tomorrow (2013)

Dentro del cine independiente los presupuestos casi nunca son holgados. La falta de apoyo por parte de los grandes estudios puede dar mayor libertad creativa, pero sea por el impedimento de utilizar determinadas locaciones o los altos valores de post-producción, también dificulta su puesta en práctica. Por eso es mucho más admirable ver cuando algunos directores hacen frente a todas estas adversidades económicas y logran plasmar su idea en el celuloide (una pequeña metáfora en tiempos digitales).

Uno de estos directores es claramente Randy Moore, director de Escape from Tomorrow”.

Siendo esta película más conocida por haber sido filmada totalmente de incógnito en Disneylandia,“Escape from Tomorrow” se publicitó a partir del boca en boca del público luego de haber sido expuesta en el festival de Sundance del año pasado. Algo que seguramente fomentó a que llegara a nuestro BAFICI y que no dependiera del internet para poder ser vista.

“Escape from Tomorrow”se sitúa en el último día de vacaciones de una familia tipo norteamericana en Disneyworld. 

Esa mañana Jim, el padre de la familia, recibe un llamado que le informa que acaba de perder su trabajo. Por lo que decide ocultar la notica del resto de su familia para no arruinar lo que queda de sus vacaciones.

El resto del día transcurre normalmente para Jim, acompañando a sus hijos en las diferentes atracciones del parque. Pero lentamente el colorido entorno que lo rodea comienza a transformarse en perturbadoras visiones que comienzan a materializarse a su alrededor, poniendo en evidencia su miedos más profundos.

Desde ese momento la obra de Moore se convierte en un viaje surrealista por la psiquis del protagonista. Plagada de secuencias que en determinados momentos carecen de cohesión y claridad en cuanto al argumento, pero a su vez reafirman el efecto de irrealidad de todo lo sucede.

La música también adquiere un gran protagonismo a la hora de retratar las alucinaciones que sufre el protagonista. Utilizando música orquestada al mejor estilo del cine clásico hollywoodense se deja implícita la ironía de que un lugar considerado inofensivo albergue situaciones de lo más aterradoras.

A simple vista es notable que la película este filmada íntegramente en blanco y negro. Una decisión artística para realzar la locura que reina en la historia como también para aprovechar la poca luz natural con la que se contaba durante el rodaje.
Porque si por algo se caracteriza el método guerrilla con la que fue filmada “Escape from Tomorrow” es por la escasez de recursos y el secretismo con la que fue hecha.

Moore tuvo que vestir a su staff como turistas y ensayar el libreto en las habitaciones del hotel para no llamar la atención de la seguridad del parque. A su vez cada actor llevaba un grabador en su cuerpo para poder captar el sonido de los diálogos. Diálogos que luego serían editados e insertados individualmente en las escenas anteriormente filmadas con cámaras digitales.
Es interesante ver como Moore se las ingenió para poder filmar en uno de los lugares más icónicos de la cultura occidental como es Disneylandia. Utilizando su simbología inocente para recrear un mundo oscuramente surrealista, que nada tiene que ver con la imagen que se tiene de los personajes de Disney.

Oscuramente surreal, audaz en sus métodos y provocativa en simbología,"Escape from Tomorrow" tiene buenas ideas y momentos muy imaginativos. Aunque en algunas ocasiones su ejecución sea irregular y se enrede en sus propios ritmos cinematográficos.
Porque si bien no es perfecta, la propuesta es algo único hasta ahora y que probablemente no se vuelva a ver.




Por Nicolás Feldmann


Reseña publicada originalmente el 16 de Septiembre de 2014 en Bolsadetrabajoencineyafines.blogspot.com.ar

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